domingo, 11 de diciembre de 2016

Iracundos silencios

Saber recibir hostias es un don, encajarlas es una virtud.


Es notorio que estamos sufriendo una profunda y grave crisis de valores, en nuestro mejor escaparate mostramos a los demás que los tenemos, los defendemos y hasta hacemos proselitismo con y de ellos. Pero en nuestras actuaciones trascendentales los olvidamos y los sometemos al más duro y ruin de los desprecios.


No es así en aquéllos que, aun conociendo a través de mis textos los defectos que les descubro, los asimilan en silencio, como si de almorranas se trataran. Han sabido encajar y callar, han sabido recibir sin repartir, ¡cómo no admirarlos!


No va a ser todo hacer crítica negativa de las redes sociales y a los que en ellas se exponen. Tendremos que repasar nuestra tabla de virtudes y considerar como una de ellas la asimilación del sonrojo iracundo que producen mis diatribas ¿Cómo describir ese estoicismo del que es incapaz de devolver lo que con tanto arrojo le han dedicado?


Si investigamos en los clásicos siete pecados capitales y las siete virtudes opuestas:

Contra la pereza, diligencia.
Contra soberbia, humildad.
Contra envidia, generosidad.
Contra la gula, templanza.
Contra la lujuria, castidad.
Contra la ira, paciencia.
Contra la avaricia, caridad.


Al margen de los pecados que no trato en este blog  -y que francamente me la trae al pairo si los tienen o no-, podemos observar que los involucrados se mueven entre las dos columnas con mucha soltura, cumpliendo con los de una y con los de otra pero casi nunca con los dos a la vez (salvo casos de doble personalidad que también se dan).


Contención es la palabra que más se asemeja a esos iracundos silencios que pueden originar alguna subida de tensión arterial o incluso de tensión anímica con los que los rodean. Desde aquí les pido que expresen contra mí toda esa ira y descarguen esa tensión, aunque sea yendo contra uno de los más divertidos pecados capitales.

domingo, 16 de octubre de 2016

El cine de culto

Todas las cosas cansan, y nadie es capaz de explicarlo; ni el ojo se sacia de ver, ni el oído de oír.  Lo que fue, eso será; lo que se hizo, se hará: nada hay nuevo bajo el sol.  Y si de algo se dice: «Esto es nuevo», eso ya existió en los siglos que nos precedieron.  No queda recuerdo de los antepasados, y de los que vendrán detrás tampoco quedará recuerdo entre sus sucesores.
Eclesiastés 1,2-11

El afán del ser humano por dejar huella en el mundo es tan antiguo como la vanidad. Ya sabéis ese orgullo de los que tienen en un alto concepto sus propios méritos y una avidez excesiva de ser admirado y considerado por ellos.


Algunos han hechos inmensos esfuerzos en pos de calmar ese prurito que emana de más allá de una piel escamosa o de un sarpullido pasajero y han querido reflejarlo en episodios literarios vergonzantes o en producciones cinematográficas bochornosas, o en los dos juntos a la vez.


Es el bochorno esa sensación que me produce desazón al visualizar aquellas obras y actuaciones piscatorias que lejos de bordear la frontera del ridículo, la traspasan para situarse en un género que definiré como  transgresor, ya que supera los que los amantes de la probidad y las buenas costumbres podemos soportar sin que el rubor invada nuestras mejillas ni la bobería insulte nuestro intelecto.


Por lo que ya podemos definir este nuevo género como “cine transgresor del ridículo”; señores, la sandez da para ésto y para mucho más que nos podamos esperar. En esta época de divulgadores bochornosos todo lo publicado hasta ahora no sirve como referencia: debemos estar preparados.

domingo, 11 de septiembre de 2016

El hombre y el agua. Serie fauna ibérica. El perro de aguas

El perro de aguas (Canis fluvalis)

Queridos amigos de la fauna fluvial ibérica, no es raro encontrarnos en las riveras de nuestros ríos durante los meses en los que la luz del sol predomina sobre la oscuridad, ejemplares de perro de aguas. Este especie, un endemismo habitual en las zonas en los que se encuentran los ríos más trillados por la pesca de la península Ibérica, se caracteriza por una fuerte desconfianza y animadversión hacia los individuos de su misma género, intentándolos evitar en el río y fuera de él.

Más que por su apariencia se descubre a un perro de aguas por su comportamiento durante el avistamiento y el encuentro con ejemplares de su misma especie: en la observación a distancia, la evolución en el acercamiento y en la identificación.

Si alguna vez hemos sido acompañados inconscientemente por algún Canis fluvialis en una jornada de pesca, rápidamente caeremos en la cuenta ya que observaremos que antes de llegar al pesquero su sensible olfato pondrá en alerta el resto de sus sentidos y rápidamente nos hará una muestra hacia el lugar dónde está situado el vehículo de los ejemplares de su especie con los que compartirá tramo, jornada y resignación.

Si por un casual detecta alguno en las inmediaciones, el acercamiento será rápido y sigiloso, a la vista del nuevo visitante el otro perro de agua se pondrá en guardia (se nos pone de manifiesto este fenómeno por los gestos y maldiciones sotto voce que ejecuta) y mantendrán un ritual de identificación que pasa por una detallada observación de las intenciones de cada uno, para ésto la sagacidad de saber como jugársela el uno al otro es indispensable y es uno de los valores que determinan el éxito de su jornada de pesca (aunque el resultado en capturas sea negativo).

Una vez olisqueados, si no son enemigos irreconciliables, realizarán una ceremonia en la que los dos ejemplares pugnarán por realizar el saludo más frío y distante, declararán cuáles son sus intenciones de cara a afrontar el pesquero (por supuesto falsas), acordarán una estrategia conjunta que no cumplirán y posteriormente se despedirán con la intención de, además de tener mejor día de pesca que el otro, joderle en todo lo que sea posible. Es curioso observar que nada más darse las espaldas, orinarán en el árbol más próximo al objeto de marcar el territorio.

Si por un casual los ejemplares encontrados son enemigos irreconciliables, parte de las actitudes mencionadas en el párrafo anterior no se cumplen, solo las dos últimas, que son llevadas hasta sus últimas consecuencias.

El perro de aguas es un animal domesticado, pero todavía mantiene un alto porcentaje del instinto salvaje de sus antepasados silvestres, de los que se sospecha que todavía existen algunos ejemplares -Canis lupus fluvialis- en ríos de la cuenca occidental del Duero (Petulanteus 2016, Sistema Soplapollae). En cualquier caso no conviene molestarle mientras come y mucho menos cuando bebe.

Mantiene poblaciones estables en toda la zona norte peninsular y su límite de expansión está marcado por el Sistema Central, por lo que no está catalogado en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.

domingo, 4 de septiembre de 2016

La arrogancia condescendiente

Siempre me he preguntado con curiosidad científica si entre los sobrados existe alguna élite o sistema clasificatorio, una especie de escalafón que sitúe a cada uno, para de esta forma poder establecer una competencia en la que puedan demostrar hasta donde llega su atrevimiento. Aunque sospecho que tal sistema sí que existe.

En esta época en los que la osadía de mostrar las más íntimas vergüenzas llega a lo procaz, el sentimiento del ridículo, que se mantenía contenido con una acertada crítica social, ha desaparecido porque las nuevas comunicaciones sociales se han construido con eficaces herramientas que actúan contra la ironía, la sátira y el sarcasmo -que son cualidades que forman parte de nuestro mejor patrimonio- y además fomentan la falta de pudor y de respeto por la vergüenza ajena. Digo: en esta época de locos, nos faltaban los arrogantes y los condescendientes.

Declaro que mi mirada es arrogante, inmodesta, presuntuosa y fatua; pero no es falsa. Desde ella quiero descubrir dos ornamentos que jalonan el acontecer que estos personajes comparten con todos nosotros.
Dentro del corazón de los mosqueros hay un rincón en el que guardamos un poco de arrogancia, esa tentación que nos hace compararnos al resto de pescadores y sentir que somos superiores. Pero seriamos declaradamente faltos si nos dejáramos llevar por ese sentimiento y no atendiéramos a lo que la razón -y sobre todo la experiencia- nos indican, y que no es otra cosa que situarnos más o menos al mismo nivel que el resto de cofrades. Solo a algunos, cuya mente ha sido nublada por el espíritu mosquero, se les nota ese brillo que la soberbia deja en la mirada, y descubren en el río (donde el instinto primario nos iguala a todos) que no consiguen camuflar la altanería con su falsa modestia cotidiana. Si indagamos un poco los encontramos unas veces contradictorios y otras veces declaradamente incompatibles con la probidad, por lo que no difícil descubrirlos.

Hay incluso quién lleva su arrogancia al sectarismo más ridículo, basando sus principios morales y metafísicos en la elección del tipo de señuelo que utiliza o en la calidad genética de las truchas que pretende pescar. Hay muchas palabras con las que podría describir a estos personajes, pero la que mejor se les adapta es la de “modestos arrogantes”.

Pero, a la vez, sorprende conocer la condición dúctil y condescendiente que han adquirido aquellos que otrora defendían posturas inquebrantables y a los que el interés por figurar ha transformado en una suerte de servidores de lo establecido.

No reconozco a aquellos aguerridos adalides de la pesca pura, cuyo comportamiento intachable insuflaba moral a las huestes mosqueras, convertidos en seguidistas impenitentes de los figurones mediáticos, ¿qué les ha cambiado?, ¿cuándo comenzaron a perder su digna arrogancia?

No pilla de sorpresa comprobar que estas dos actitudes son frecuentemente cíclicas, y los afectados oscilan periódicamente entre ambos extremos. Pero algunos son capaces de rizar el rizo, y con un cierto esfuerzo para adaptar sus principios del modo apropiado en cada ocasión, consiguen simultanear ambos conceptos.  Me malicio que es algo que forma parte de ese instinto de supervivencia tan típico de los que son fuertes con los débiles y sumisos con los poderosos.

Al final el tiempo pone a cada uno en su lugar, que no es otro que el camino de la intrascendencia.

miércoles, 24 de agosto de 2016

El “efecto”



Tantas palabras para mostrar las cualidades de alguno de participantes pasivos habituales en mi blog y ahora vienen de fuera para definir su peculiaridad como un “efecto” con el nombre extranjero de Dunning-Kruger, acabáramos. 

Tantos esfuerzos para definir la tontuna de estos entrañables personajes y vienen dos norteamericanos para explicar que ellos también tienen los suyos allí, que los han estudiado y que pueden categorizar un bien tan intangible y tan preciado por aquí como es la incompetencia y la inconsciencia de saber que se posee, ¡qué va a ser de nosotros!

Tantos proyectos realizados sobre la incapacidad de estos personajes, demostrando que la vida en nuestro planeta no es pura casualidad sino que es persistente y que la civilización se mantiene a pesar de aquéllos y de sus obras. Esto me ayuda a mover un poco mi centro de intolerancia permanente pensando que atribuyo a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez.

Tantos palmeros desilusionados por las palabras de Bertrand Russel diciéndonos que uno de los dramas de nuestro tiempo está en que aquellos que sienten que tienen la razón son estúpidos y que la gente con imaginación y que comprende la realidad es la que más duda y más insegura se siente, ¿alguno habrá dejado de ser palmero después de leer esto? 

Menos mal que no estoy en ese 80% que piensan que pertenecen al 20% de población más inteligente: nunca me he sentido capacitado para proporcionar con tanta exactitud el número de pescadores afectados por el "efecto Dunning-Kruger”, pero siempre me he preguntado porque tienen que venir de fuera para identificar y poner en valor lo mejor de nuestra forma de ser.

domingo, 14 de agosto de 2016

El hombre y el agua. Serie fauna ibérica.El Cenutrio de río.




El Cenutrio de río (Lutra casposa

Señores pescadores, he aquí el rey del río.

El salmón queda formalmente desplazado y relegado a un segundo plano, frente a un trono fluvial que desde hace años perdió y que ahora regenta el Cenutrio de río, monarca de las aguas dulces cantábricas, dueño y señor de la vida de los peces y cúspide de la pirámide alimentaria.

Como buen endemismo del norte peninsular, fruto del clima húmedo, la endogamia y traumas repetidos en la adolescencia, cumple a rajatabla muchos de los patrones de comportamiento de las especies ibéricas: bebe como si no hubiera mañana, se alimenta del pescado que captura, insulta, se expresa vociferando mientras expulsa proyectiles y se mueve por las redes sociales orinando la faz de todo aquel que atreva a insinuar nada en contra de sus pobres, ridículos y escasos argumentos.

Su patrón de comportamiento es muy territorial y está permanentemente de caza, siempre empieza sus batidas con la ingesta abundante de alcohol en los bares aledaños al curso fluvial. A medida que se va calentando, arremete contra todo bicho viviente y marca el territorio con su graznido particular, a un nivel de decibelios que cualquier normativa municipal occidental prohibiría. Petulanteus, en su tratado de 1995 (Sistema soplapollae) puso de manifiesto, tras la observación de dos de las subespecies más agresivas (Lutra casposa biaii y Lutra casposa four) como, instantes previos al ataque sobre su víctimas, el Cenutrio de río desarrollaba unas prominentes boceras blancas en las comisuras de sus labios y graznaba a volumen discotequero con abundantes salivajos proyectados a la cara de sus presas -quién sabe si infecciosos-.

Se vale de su corpulento tamaño para amedrentar a sus víctimas, recurriendo a la provocación para estimular su ataque y de esta forma poder justificar el suyo como una defensa. Su cultura es escasa dado que su inteligencia es limitada pero tiene la capacidad de utilizarla en su totalidad, volcándose integramente en sacar de quicio con palabrería brusca y acusaciones falsas a cualquiera de la otras especies fluviales que se cruzan en su camino. Tiene quemada la vega del rio, territorio por el que ya poco puede cazar, debido a que ya tiene orinados todos los humeiros. Por lo que se ha establecido con éxito en las redes sociales, donde en su frenesí ofensivo, no duda en atacar y sacrificar hasta a los de su propia manada si lo considera necesario.

Caracteristica típica e identificativa de esta especie es que abusa de la posesión de la verdad y denota una importante sordera frente a las opiniones ajenas, que acrecienta con una falta total de empatía.

Especie peligrosa por su agresividad, cada uno de los individuos posee aspiraciones de macho alfa, por lo que es frecuente ver la lucha de dos de ellos para posicionarse en el escalafón del río, listado escrito en el acervo de todos los habitantes de los ríos salmoneros del norte de la Península Ibérica que coloca a cada a uno en su lugar. Se cree que aparece mediante generación espontánea en algunos ríos cantábricos, el Prof. Saez de Minglanilla en su “Tratado inconcluso de especies dañinas fluviales”, llegó a la conclusión que se reproducían por gemación, dado el alto parecido en comportamiento de los diferentes ejemplares estudiados en las diferentes cuencas. Finalmente antes de morir ahogado en salivajos en julio de 2013, logró tomar muestras de ADN que alejaron dicha teoría de la realidad. Sigue siendo un misterio para la ciencia como semejantes seres pueden habitar en estos ríos y reproducirse. En peligro de expansión según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.

domingo, 24 de julio de 2016

La coherencia irracional


La coherencia es ese material pringoso que enlaza las conexiones que permiten a nuestro intelecto tener una continuidad lógica en su discurso y por lo tanto en las actuaciones que de él emanan de forma que, las personas que la poseen, actúan en consecuencia con lo que dicen y con lo que piensan.

No se esforzó mucho el que inventó la palabra que seguramente defina la actividad más notoriamente practicada por el gran número de pescadores que se han abrazado a ella: la incoherencia, sólo tuvo que agregar un prefijo de negación para explicar su carencia.


La voluntad de algunos pescadores es veleidosa, cual piuma al vento, y los férreos principios racionales que la soportan, se tornan en timoratos finales ilógicos en cuanto se enturbian por el instinto primario que los funde sin que apenas opongan resistencia. Eso si no está por medio el costumbrismo, que como es sabido arrasa con los buenos preceptos, no me equivocaría si afirmara que el costumbrismo es un arma de aniquilación masiva de buenas voluntades, e incluso en algunos casos un intenso nublador de la inteligencia.

Una vez que ya he mezclado el costumbrismo con la incoherencia -que justifica el oxÍmoron de título de esta entrada-, no me queda más remedio que hablar de aquellos que además de no parar de predicar con el ejemplo ajeno hasta la náusea, se esfuerzan en transmitir públicamente disparates y son capaces de publicarlos - nadie sabe porque extrañas razones ni a través de que burdos ardides- en medios de comunicación complacientes ávidos de encontrar estupendos representantes de la caspa pescatera. Estos iluminados, armados de su aplastante incongruencia, se vienen arriba cuando el plumilla de turno cae por sus pagos o cuando un director les ofrece un hueco que rellenar en su hoja parroquial.

Creyéndose capaces de amedrentar a la pérfida administración con sus soflamas y en la seguridad de que su discordante discurso hará de banderín de enganche en su idealizado colectivo, su incapacidad es tan notoria que raro es el párrafo en el que no se desdicen o transmiten ideas confusas y contradictorias. Sería éste un acontecido irrisorio si no fuera porque todavía quedan incautos a los que les pueda impresionar leerlos en medios que se suponen serios, pero no debemos olvidar que a los que dirigen sus proclamas son portadores de valores aún más exacerbados, más incluso que el los de los propios predicadores que, en su condescendiente equilibrio, en una mano sujetan la zanahoria y en la otra la estaca con la que arrean al incauto que cae en el enredo de su discurso. Lástima que de poco les sirva este esfuerzo divulgador porque entre las facultades de sus fieles no está la de leer más de dos párrafos seguidos y, para los que ya han detectado la jugada, su lírica se transforma en comedia.

Buenas noches grupo.

domingo, 5 de junio de 2016

Todos al saco



Me encanta cuando algún encumbrado utiliza a los pescadores como colectivo para que, una vez metidos todos en el mismo saco, pretender conseguir un fin concreto. Un saco del que muchos se saldrían -si tuvieran ganas de alzar la voz- por los muchos agujeros que la obscenidad intelectual del promotor suele dejar a la vista.

Sabido es que el de los pescadores es un colectivo unido por una actividad, no por una mentalidad, ni por una ideología, ni tan siquiera por un interés común si no por muchos particulares. Todo el que pretenda etiquetar uniformemente a los pescadores yerra. Podrá hacerlo con aquellos que son circunstancialmente afines, pero no lo logrará por mucho tiempo porque la evolución del pescador es siempre hacia la individualidad o a mantenerse en grupos muy reducidos que terminan por estallar.

Alguien podrá decirme que en cierta medida he conseguido formar alrededor de este blog un nutrido grupo de personajes relacionados con la pesca que pueden verse reflejados en el mismo espejo y que, por lo tanto, mis postulados anteriores no tienen por dónde agarrarse.

Pues os diré que para algunos hay preceptos superiores en jerarquía de interés sobre la pesca, por ejemplo dos que se me vienen a la cabeza, uno es el epicureísmo y el otro la tontuna reinante.

domingo, 29 de mayo de 2016

Homenaje al palmero

Que se me paren los pulsos si te dejo de querer, que las campanas me doblen si te falto alguna vez”.
Creo que es un poco largo para ser un eslogan pero si una frase muy bien construida para que un palmero de pro la tenga en la cabecera de su cama.

No es sencillo pertenecer a esa estirpe de aduladores que día tras día esperan que su adorado adalid les muestre la dirección que tienen que tomar sobre sus gustos o decisiones, no es fácil dejar que los iluminados piensen por ti, te digan donde tienes que ir y lo que tienes que hacer para ser como ellos. Presiento como aterrador ese momento en que se queden sin esa referencia, ese vacío que ocupará su cotidianidad, ese minuto en que tengan que emprender la búsqueda de nuevas referencias que le hagan recapacitar y atisbar que tienen capacidad de elegir o tener un criterio propio.

¿Cuántos habríamos dado parte de nuestro peculio por evitar el esfuerzo de aprender de los que realmente saben -y apenas se muestran- en vez de atender a los endiosados que tan poco conocen y no paran de contarlo? El palmero, inteligente y pragmático, ahorra esa energía y la utiliza para mantener vivo al que trabaja por él.

Es la de adular una tarea sencilla que no gasta más que frases y calificativos en comentarios que,  a base de repetirlos constantemente, ya se han quedado vacios. Por lo que, estimados palmeros, les solicito que por lo menos pongan voluntad en renovarlos para alimentar así el ego de los idolatrados que, como bien saben,  asimila  a un castillo de aire de feria, que en cuanto deja de recibir aire se deshincha.

Pero no voy a ser yo el que ponga en entredicho la fundamental tarea que cumple este nutrido grupo de estómagos agradecidos. Su función es básica para mantener el estatus de estupidez que hemos alcanzado en las comunicaciones que se realizan en las redes sociales, ¿qué sería de ellas sin el chorreo diario de tanto autobombo, de tanto adoctrinamiento, de tanta autocomplacencia, de tanto envanecimiento y de tanta vacuidad?

domingo, 22 de mayo de 2016

El Consultorio del Mosquero Petulante. "La huella intrínseca"

Estimados lectores, fruto del clamor popular y tras el aluvión de peticiones recibidas que humildemente agradezco, me aventuro en una tipología de entrega desconocida hasta ahora en el blog: El Consultorio.

Es propio del mismísimo Perogrullo que soy el más indicado para realizar esta sección y, dentro de la misma, trataré de clarificar, con el rigor que acostumbro, todos aquellos mitos, compendios, axiomas o vertidos intelectuales que emanan de los diferentes submundos y arquetas de la pesca a mosca y quienes la practican.

Lanzo la primera entrega del Consultorio, con el objetivo de sentar cátedra, evidentemente, focalizando el inicio en la pregunta abierta lanzada por Javi Tralla con relación a la huella intrínseca derivada y las suelas de los tricópteros.
Esta es su consulta:

15 de mayo de 2016,
Una pregunta, me gustaría saber qué tipo de suela es mejor para montar los zapatos de los Tricópteros para generar una mejor huella intrinsica, yo normalmente utilizo la de una chancla por tema de flotabilidad, pero claro no tiene mucho dibujo y debe de generar poca huella por que las truchas rechazan mucho estos Tricópteros, en alguna ocasión he usado también de albarcas de esparto, pero cuando cogen agua pesan demasiado y se hunden, he intentado darles bien de flotabilizador pero sale muy caro ya que necesito del orden de kg a kg y medio por cada mosca.


Estimado amigo Javi Tralla, estás errado completamente si piensas que los materiales son la base de la huella intrínseca.

La huella intrínseca derivada es un concepto más etéreo que humano,  más de las deidades celestiales que de las piedras que suelan el camino del pescador terrenal, algo muy difícil de alcanzar por las limitadas mentes obtusas de los personajes a los que acostumbro a adornar con mis epítetos.

Aclaro que valga obtuso en cualquiera de las acepciones que recoge el diccionario.  Acepciones que son res nullius y que, por tanto, si alguno se las encuentra puede escoger la que quiera, o todas si así lo desea.

Metafóricamente, como quien acostumbra a colocar ladrillos tiene clara la idea del edificio que ha de construir, la huella intrínseca derivada  siempre es el no va más, los hijos de uno nunca son feos, aunque el degenerado resultado sea la casa de los horrores sin bajo cubierta ni ventanas y el ladrillero se empecine en indicar que está hecho así a propósito por su entomológica visión introspectiva. Espero que se entienda mi alegoría.

Avanzando en la consulta, la huella intrínseca derivada es constante intemporal, propia hasta de las mentes circulares voluptuosas. Un tricóptero es a un tricóptero, como un cono es a un triángulo revolucionado. El origen de este embrollo siempre es un cateto. Eso ha de quedar siempre claro.

Por último, como no puedo llevarte de la mano por esos tortuosos caminos, voy a darte una de las claves vitales para avanzar en la senda de la pesca a mosca con esos tricópteros que indicas. Para conocer la huella intrínseca derivada anterior que parte del cateto has de averiguar si el tricóptero es pronador, supinador o lleva muletas.  De ahí parte el todo, en el momento que lo sepas serás un iniciado.

Para tomar referencia y antecedentes sobre este intrincado asunto os remito  a un detallado estudio que en su día hice sobre “Los conos, los bichos del río, o las voluptuosidades de las mentes circulares”, en el que seguro que mi consultante puede nutrirse de una información esencial para enfrentarse a esas jornadas de pesca en las que el misticismo es el estado común de los que las disfrutan.

domingo, 8 de mayo de 2016

La geografía de la estulticia

Quiero despejar una duda que seguramente aceche a un alto porcentaje de mis lectores, no es otra que origen geográfico de aquellos a los que he dedicado las ochenta entradas que se pueden leer en este blog.

En un terruño en el que los nacionalismos locales se comprimen hasta la parcela, muchos son los que se han querido apropiar de su tarado de turno y le ha puesto cara, identificando a través de estos textos sus acciones, reacciones y negaciones -en definitiva su idiosincrasia-. Incluso más de uno reconocerá a su vecino escondido en las diatribas de mis párrafos.


Pero la geografía patria es extensa y la red fluvial que la surca amplia y nutrida de zonas dónde echar la caña. Por lo que podemos situarlos por sus cuatro puntos cardinales y afirmaría que, en todas las direcciones en que apunta la rosa de los vientos, podemos encontrar unos cuantos.


Lo que es más estrecho son los medios donde muestran sus capacidades, es ahí donde habito para alimentar este blog. Pero créanme que también me acuerdo mucho de aquellos petulantados anónimos que no tienen voz pública que me he encontrado en mi devenir o de los que ahora mismo están haciendo méritos para solicitar un hueco entre mis publicaciones.


Aunque ya lo mencioné en los diez mandamientos que publiqué bajo el título “En defensa del lector” (y que recomiendo encarecidamente volver a releer), quiero incidir en repartir ecuménicamente todas mis invectivas entre los que quieran, por si solos, formar parte de ellas. Por lo que no deseo que ningún personaje en particular se sienta obligado a soportar todo el peso de mi sátira. Prefiero que cada uno adquiera la parte que crea que más se asocia con su perfil y haga uso de ella, bien para ostentar o para su pesar, cada cual es libérrimo de hacer con ella lo que quiera y también lo es de apropiársela, aunque nada de esto es obligatorio.


Del mismo modo imploro al que ya tiene identificado a su trastornado local a que adquieran una cierta altura de miras que le permita ver más allá del límite de su alcance a ras de tierra. Puede ser una experiencia divertida.

domingo, 1 de mayo de 2016

¿Tradición o plagio?


El equipo de documentalistas de El Mosquero Petulante ha tenido acceso a un video en el que se descubre la trama que ha querido convertir el coto de El Chorrón, en el río Tormes, en una zona de pesca tradicional.


Frente a esto habría muchas cosas que decir, pero lo que más me impele a reproducir este documento es la analogía que para los pescadores ya está socialmente establecida entre tradición y muerte.


“Todo lo que no es tradición es plagio. Sólo hay una originalidad verdadera cuando se está dentro de una tradición”, por lo que se huele en el ambiente estamos dejando de ser originales y comenzando ser meros copiadores, o quizá ¿forjadores de nuevas tradiciones?


Asi se pretendía convertir El Chorron en coto C/M from Luis Ruiberriz on Vimeo.



sábado, 23 de abril de 2016

La caída de los mitos



Creo que para algunos es urgente que el Zuckemberg de turno cree una web.3, la punto 2 ha perdido ya la fragancia y la credibilidad de los autoproclamados mitos de la pesca que aparecieron en los post-albores de Internet al calor de los foros y de las listas de correo, y que ya estaban quemados cuando comenzaron a sonar sus nombres en las redes sociales de la web.2 donde el palmerio era neófito e incauto. Su problema es que ya están tan calados como en su primera etapa y por eso necesitan campos nuevos donde expandir las mismas semillas que ya no germinan en los agotados campos de las redes sociales.

Han entrado en decadencia como consecuencia de no tener un fondo de armario con ropa variada que ponerse y, cuando se muestran en calzoncillos y con esa camiseta de tirantes que marca la barriga, a mi no me dan más que pena.

Es obvio que no se puede estar engañando por mucho tiempo, y por fieles que sean los otrora seguidores, disfrazar de dignidad la escasez de posibilidades y atacar con bravuconería la crítica, tiene como consecuencia el abandono en que se encuentran sumidos. A base de autocopiarse y apropiarse de conocimientos e ideas ajenas, quieren sobrevivr a duras penas, pero la huida de su audiencia es más que notoria y sus esfuerzos por querer mantenerla son patéticos.

Por eso quiero sacar una lanza a su favor, en alguna ocasión he promovido que se sigan poniendo "Me gusta" en sus entradas como primera medida para que no cejen en su dilatada carrera de desatinos, autocomplacencia y falsa modestia que tanto nos ha divertido; pero ahora lanzo otra campaña que he llamado “el nunca lo haría”. Él nunca te abandonará, querrá estar siempre en tu pantalla para que queden en tu imaginario aquellas fotos con esas caras con expresión sofisticadamente bovina y en el acervo querrá dejar aquellos escritos que reflejan sus ambiciones, sus anhelos, sus fracasos y sus enormes ganas de figurar (y también sus pajas mentales y sus faltas de ortografía).

No hagas tú lo mismo, estimado lector, no le abandones. No te quedes sin ese alimento para el ánimo que supone cada aparición de sus procacidades, sin la posibilidad de hacer ese jocoso comentario con los compañeros en el solaz de la jornada de pesca, sin la tentación de hacer esa crítica despiadada y algo subida de tono que te hace reencontrarte con la complicidad de los que estamos saturados de tanta estulticia. Él nunca lo haría.

lunes, 11 de abril de 2016

Las cosas del escribir

Me he dado cuenta de que algunos de los lectores de este blog, seguramente los que lean menos intensamente mis escritos y saquen de ellos interpretaciones precipitadas, no terminan de entender lo que amarillo sobre verde cada semana expongo. Por otra parte no consigo inmunizarme frente al maltrato, la vejación y la mancillación que se hace de un idioma tan bello y que da tantas posibilidades para satirizar.

Es por esto que, en un alarde de humildad, me dispongo a traducir la ortografía de lo que a continuación escribiré para tratar de llegar a todos y cada uno de mis lectores favoritos, aquellos que se vean más implicados y que nunca hayan conseguido llegar al fondo de mi mensaje seguramente me lo agradecerán, a los demás les pido de antemano disculpas y les excuso de seguir leyendo.

De hun tyenpo ha hesta parte leo endemasyados testos de personages ke no tyenen por costunvre hescrybyr i hesto se nota.  No ai komo enkrear hun kaldo de esaltazion para ke haqueyos ke se ensienten tokados hen lo mas hintimo de su hapasionada haficion salten desde su teklado para halentar ha la lucha, ha la hunion i huna justycya mui enparticularmente hentendida. Hun paysage hen hel ke hes mui senziyo enperder la hatenzion ha las reglas hortografykas hi enperder la memorya de palabras ke no se heskribyan endesde ke nos las diztavan hen hel kolejio. Enrekomiendo rrepaso, pazencia i hescrivir zinko bezes cada falta.

Por hotro lado, i hen hesto si endeque su notoriedaz tras ziende, hel marabiyoso harte de enyebar a himajenes las manufasturas hen forma de komplejos vatiburriyos de ilos, pelos, plumas y sin teticos ke se asy milan ha moskas para la pesca por ke hen heyos se bislunvra parte del metal de hun hanzuelo; tan vién hatesora hentre sus sekuencyas palabras de hesas ke te probocan hun vuen dolor de hojos. Kuando la hosadia revasa la kultura del hinterfesto, hel resultado hes grotesco.

Mención aparte, y con este párrafo termino de romper la ordenación ortográfica de los que hayan tenido la valentía de llegar hasta esta altura del texto, quiero desenmascarar también a aquellos que se han creído que los traductores automáticos sirven para comunicarse con personas ajenas al idioma de Cervantes. Cuando los leo unas veces me recuerdan a aquellos indios de las películas del oeste, con esa voz tan grave que les cambiaba cuando hablaban el idioma del hombre blanco, y otras veces a Yoda que, a diferencia de los usuarios de los traductores que se quieren camelar a los foráneos porque el terruño se les ha quedado pequeño, cuando cambia el orden de las palabras en las frases consigue que se le entienda.