domingo, 24 de agosto de 2014

De dónde vienen los expertos

Un experto es alguien que te explica algo sencillo de forma confusa, de tal manera que te hace pensar que la confusión era tuya. El origen de su aparición es un fenómeno sobre el que no se ha informado correctamente, desde siempre ha existido esta figura que en ocasiones se otorgaba como reconocimiento a una formación y de una trayectoria, pero gracias a las facilidades de comunicación actual, algunos personajes han alcanzado la cualidad de autoerigirse como tales.
En este artículo explicaré como se originan, intervienen unos cuantos personajes que paso a describir:

El iluminado
Es un ser inmaduro con algún complejo, casi siempre fruto de una adolescencia atormentada (lo que se viene llamando matarse a pajas hasta que te abandonan los granos y ser la diana de las collejas de los compañeros). En algún momento de su trayectoria vital ha sufrido lo que se denomina una contingencia extracorpórea, algo poco estudiado por la ciencia que en lenguaje vulgar se define como “a éste se le ha aparecido la Virgen”, aunque casi siempre el que realmente se suele aparecer es algún santo de bajo rango en el escalafón.
El iluminado es pertinaz, contumaz y hasta a veces procaz en sus divagaciones desde el púlpito y como consecuencia su discurso adquiere un cierto tono familiar que sabe que sus acólitos entienden sin necesidad de muchas explicaciones, utiliza un lenguaje para iniciados. Observándole de cerca se certifica que su estupidez le ha proporcionado un inaudito montante de falsa modestia a la que acompaña un desmedido desarrollo del ego a la vez de una notoria miopía que le impide ver sus graves carencias y defectos mucho mas allá de donde le deja su ignorancia. Sin duda un elegido.

Los palmeros
Son rápidos eficaces y muy pelotas, a veces rastreros y un poco babosos. Tienen respuesta para cualquier tontería que se le ocurra al iluminado, aunque no la entiendan;  están prestos al “me gusta” sin necesidad de saber el contenido del mensaje (así les estén llamando memos). Tienen la cualidad de estar todo el día enchufados a la espera de la chorrada cotidiana y de leer en la mente del iluminado cualquier idea, referencia o intención que les transmita, incluso las que no les trasmite. A pesar de estas cualidades, no destacan por ser muy listos, pero son indispensables para transmutar al iluminado en experto.

El público indolente
Ha perdido o nunca ha encontrado el listón y cualquier cosa vale con tal de que distraiga. Bien puede ser un bodrio envuelto en mediocridad y con un lazo de miseria intelectual o bien un texto con pretensiones, exageraciones premeditadas y burdas pistas de paraísos pesqueros sin descubrir que todo el mundo conoce y que serán machacados sin remisión por oportunistas ávidos de “información reservada”. Mientras tenga fotos cualquier publicación vale, y si además hay un vídeo grabado con un teléfono móvil por alguien con un futuro chungo por causa de la enfermedad de Parkinson, mejor. Se ha cambiado la calidad por la cantidad, los iluminados tienen una factoría inagotable de sandeces que contar y de proveedores de recursos en la red esperando que utilicen sus servicios en su propio beneficio.

Los medios complacientes
A costa de no encontrar a nadie que cuente algo decente: los que sabían ya no dicen nada y los que saben se lo reservan porque para los que buscan entre tanta col ya es difícil encontrar alguna lechuga y prefieren contarlo en “petit comité”; y al grito de “esto es lo que hay”, los medios nos cuelan a cualquier iluminado de esto de la pesca a mosca como “experto”, y los encumbran tanto que el pico de su montaña de barro no tiene base donde sustentarse, por lo que no paran de tambalearse hasta que alguien les da un pequeño empujón para que caigan y revienten fruto de sus complejos y de la inseguridad que ocultan tras su fachada. Por estas tierras ibéricas siempre hemos sido muy cainitas con los que tienen talento y también muy contemplativos con los figurones, seguramente porque sabemos que ellos solos se valen para darse el batacazo y mientras tanto ofrecen un buen periodo de diversión. Tal vez sea esta una buena razón para que los que de verdad tienen algo que decir no salgan de sus madrigueras.

Los DJ’s
Es una figura intermedia entre el medio complaciente y el palmero, tiene la capacidad de tomar la peor parte de cada uno, una pieza clave en esta partida puesto que el iluminado también se nutre de su actividad. Se dedica a recoger información y distribuirla sin ninguna compasión, pensando, claro está, que los videntes de sus entradas son deficientes y no son capaces de encontrar las informaciones que les interesan por si solos y que por eso tiene que dirigir su selectividad; una de sus principales virtudes es la de comentar lo que distribuyen al objeto de dirigir y condicionar la opinión de su auditorio y a ser posible extraerle algún gratificante comentario que le dé caché y al mismo tiempo amortice el gasto de tiempo empleado. Una figura cada vez más célebre e imitada, ya que no hay nada como apuntarse banalmente el mérito de otros a través de los comentarios que reciben sus entradas, o la vanagloria que da que algún despistado achaque una obra de autor al recopilador. Los iluminados tienen una gran interrelación con estos personajes, tanta que alguno además de DJ pueden actuar también como cazatalentos y encargarse de lanzarle al estrellato.

Los demás
Los que todavía tenemos criterio y nos queda algo de espíritu crítico, analítico y creativo, también tenemos parte de culpa de que estos personajes se conviertan en referencia para muchos incautos por no hacer ni siquiera un comentario ante tanta insuficiencia. Aunque, como alguno de los iluminados/expertos ha mencionado orgullosamente, sus seguidores son más de una centuria y no paran de alistarse mas para engrosar su prietas filas, y esos son muchos a los que convertir.
Alguno considerará que es un ejercicio agotador malgastar el tiempo limitado de nuestra existencia luchando contra tanta tontería. Yo con este artículo quiero hacer mi aportación, aunque no me haya costado mucho esfuerzo.

domingo, 17 de agosto de 2014

La falsa modestia

Un valor en alza y muy en boga en estos tiempos, cuidado de no confundirla con la evidente y tenaz inmodestia que me caracteriza.

Inadvertidos usuarios de la figura dialéctica de concessio, que como conscientemente todos los incultivados que la usan ignoran, consiste en conceder parte de la razón al adversario en el asunto sobre el que se está discutiendo; que convertido en recurso retórico, este reconocimiento parcial de conceder parte de la razón no es más que un mecanismo que tiene por objeto intensificar la importancia del resto de aspectos en los que no se concede la razón al otro.

Si la modestia es la virtud de los que no tienen otra, la que es falsa se torna en un traje demasiado grande para el que dice practicar la primera y en realidad se dedica a practicar la segunda. De esta forma trasmuta lo que es virtud en vanidad, que es el defecto de los que no tienen otra cosa que exhibir. Un traje en el que se muestran incómodos y que desde lejos se nota que no lo saben llevar. Tan es así que esta fatiga les otorga un aspecto desaliñado y menesteroso. Los vanidosos necesitan un constante reconocimiento ya que la vanidad es un mendigo que pide con tanta insistencia como la necesidad, pero mucho más insaciable.

Algo parecido sucede cuando se quiere representar un papel que no se siente y para el que no se está preparado. No es raro que se escapen ciertos tics y amaneramientos que, una vez caída la delgada cascarilla de pintura, dejen a la vista el óxido de algunas mentalidades que nunca serán capaces de reciclarse. Personalmente creo que es mucho más noble ir de cara contra los tiempos, por aquí sabemos mucho de este tipo de quijotes: “son los demás los que están locos”.

El que ha nacido para matar peces, seguirá matándolos o dejará de pescar. Eso sí, antes removerá todo el lodo que pueda para evitar que se vea claro el fondo, alguno habrá al que engañe. El que sea capaz de evitar la muerte del pez habrá demostrado que no es la vanidad la que manda en su devenir.

martes, 12 de agosto de 2014

Los conos, los bichos del río, o las voluptuosidades de las mentes circulares

Tra, tre, tri, tro, tru.
El tonto que piensa que fuiste tú.
Tra, tre, tri, tro, tru.
La trucha que salta y el troncho no dice ni mú.
Tra, tre, tri, tro, tru,
Tra, tre, tri, tro, tru…

Fig .1. Evans-Pritchard y los Nuer de occipucios
rectos y las voluptuosidades de sus mentes circulares.
La mente tiene forma de cono, como las efémeras y los tricópteros. La revolución del triángulo rectángulo sobre su cateto lo genera. La importancia del cateto es manifiesta. Sólo cuando hay uno – un cateto- es posible la revolución que genera un cono recto. El propio Evans-Pritchard en sus estudios sobre los nuer determinó que la rectitud del occipucio de determinados individuos es síntoma inequívoco de circularidad eidética, de circunloquios sin sentido y manía persecutoria, o lo que es lo mismo, de conicidad digresiva.

Si aplicamos estos principios a las técnicas de montaje de las efémeras – que aquí todo vale, desde hablar de conos, de montaje y de Artajerjes, porque lo digo yo, troloró- podemos comprobar cómo las voluptuosidades de las mentes de las truchas proyectan una imagen en tres dimensiones de los insectos que son el desencadenante del ataque, fundamentalmente a los tricópteros en su fase emergente, y sobre todo en ríos calizos tan característicos como el Zambeze, el Congo, el Lozoya, o el Albardana.

Fig 2. Imagen de la generación de un cono y ataque sorpresivo
de una trucha de pensamiento circulara una emergente de tricóptero
en un río calizo de la península del indostán, con anotaciones
 en árabe castizo, según lo formuló y lo esquematizó el
profesor AdhbenMuhhandRashksquid.
Según el principio del premio Nobel Müller-Steinhauer sabemos que: “ el río está lleno de triángulos, y es que no hay río sin triángulos, como no hay barrio sin Mercadona, ni pueblo sin tonto con camiseta del Barcelona” .

Si nos fijamos en la siguiente figura, podremos comprobar cómo Müller-Steinhauer en su tesis sobre los conos y las voluptuosidades de la mente que le valió el Nobel, muestra de forma magistral la conicidad del cuerpo de un tricóptero, y señala, con una muestra de su dominio del francés y el castellano – porque era un auténtico políglota, además de un ególatra, un idólatra, y un palíndromo- la ficha de la generación del cono en ambos idiomas, rebelando con mirada de científico de los buenos, que debajo de las alas del bicho hay…¡¡¡ un abdomen !!!. Este gran descubrimiento le valió el prestigioso premio de poliandroantropología entomológica comparada Thusterüerthein.
Fig.3 Nótese el gran descubrimiento de Müller-Steinhauer
del abdomen del bicho, que enunció así y fue motivo del citado premio:
“Estos bichos que vuelan pol río tien cuerpo, lo que pasa es que las
alas no nos dejan velo”

Así como la revolución del triángulo rectángulo genera el cono, la revolución del ego en las mentes voluptuosas genera la presuntuosidad. Este fue el corolario extraído por el profesor StürkhRameinsteihts de la Universidad de Khürhktansteins tras analizar las conclusiones de Müller-Steinhauer. En palabras del propio Rameinsteihts: “tú dale cuerda a un tonto, que te quema un pueblo”. Es así que determinó que se empieza por hacer conos, se continua por decir sinsentidos sobres los moscos y los conos, y una cosa lleva a la otra, de los hoplitas pasamos a los lacedemonios, de éstos a los austrohúngaros, y de ahí a escribir en clave, no hay ya más que un paso y caer así en la conicidad del Superyo, o en las voluptuosidades de las mentes circulares y en pensar que eres mu grande sin haber salido del patio de tu casa. Este proceso descrito por Rameinsteihts se ha dado en denominar “proceso de introgresión eidético-gnoseológico-fractal de las mentes voluptuosas”, o en la denominación de Khörkheimer: “la tontuna del yomás”.

Próximamente continuaremos con la serie de entradas divulgativas en nuestro blog. Se trata de un nuevo hallazgo que nos acerca al eslabón perdido. Esta vez hablaremos del reciente descubrimiento de los profesores Fhetrhüer St. Y ButhürttenhWissehel del “Homo Alcarreñus”.

lunes, 11 de agosto de 2014

Aprendiendo a pescar

Sucinta reflexión acude a mi teleóstea mente.
En mis pensamientos siempre esquivé el engaño, la mosca, la moruca y la cucharilla; pero esta vez el cebo de retorno coloqué. Sedales durmientes en el río de la ignorancia y el orgullo herido. Como acto de fe; al aire arrojé una camisa de fuerza. Sorpresa llevé cuando vi que de hostias se están dando por ella. Amigo petulante, aprendí a pescar peces tontos.

sábado, 2 de agosto de 2014

La esencia del mosquero vocacional

Vivimos en el presente, en el punto actual, pero no existe primariamente para nosotros, sino que desde él, como desde un suelo, vivimos así el inmediato futuro. Pensad en que de todos los puntos de la tierra el único que no podemos percibir directamente es aquel que en cada caso tenemos bajo nuestros pies.

Antes que veamos lo que nos rodea somos ya un haz original de apetitos, de afanes y de ilusiones, Venimos al mundo dotados de un sistema de preferencias y desdenes, más o menos coincidentes con el prójimo, que cada cual lleva dentro de sí armado y presto a disparar en pro o en contra de cada cosa como una batería de simpatías y repulsiones. El corazón, máquina incansable de preferir y desdeñar, es el soporte de nuestra personalidad.

No hay una línea divisoria clara entre una imagen científica y una imagen mágica de la pesca. Consideramos magia aquello que todavía no hemos conocido, cuando se alcanza conocimiento científico se descubre que aquella magia no es más que conocimiento vulgar. La pesca es una actividad práctica que transforma la naturaleza al insertarse en el juego de sus leyes mediante recursos técnicos. Es un interés que busca la clave escondida de la naturaleza y que está latiendo, y representa la capacidad del pescador de destacar su impronta en la naturaleza, dominio de la naturaleza, se convierte en algo expósito.

El que desea la riqueza como pescador no ha esperado para desearla ver las capturas de otro pescador, sino que solo la buscará dondequiera que se hallen. En cambio, el temperamento artista, el del pescador de preferencias estéticas atravesará esas mismas situaciones ciego para su lado resultadista y prestará atención, o mejor dicho, buscará por anticipado lo que en ellas resida de gracia y de belleza.

Hay que invertir la creencia tradicional. No deseamos ser pescadores con sedal pesado porque lo hayamos visto antes, sino al revés: porque ya en nuestro fondo preferíamos serlo, los verdaderos pescadores las vamos buscando con nuestros sentidos por el mundo. De los ruidos que en cada instante llegan a nosotros y materialmente podríamos oír, solo oímos, en efecto, aquellos a que atendemos; es decir, aquellos que favorecemos con el subrayado de nuestra atención, y como no se puede atender una cosa sin desatender otras, al escuchar un son que nos interesa desoímos enérgicamente todos los demás. Todo ver es un mirar, todo oír es a la postre un escuchar, todo vivir un incesante, original preferir y desdeñar.