miércoles, 24 de agosto de 2016

El “efecto”



Tantas palabras para mostrar las cualidades de alguno de participantes pasivos habituales en mi blog y ahora vienen de fuera para definir su peculiaridad como un “efecto” con el nombre extranjero de Dunning-Kruger, acabáramos. 

Tantos esfuerzos para definir la tontuna de estos entrañables personajes y vienen dos norteamericanos para explicar que ellos también tienen los suyos allí, que los han estudiado y que pueden categorizar un bien tan intangible y tan preciado por aquí como es la incompetencia y la inconsciencia de saber que se posee, ¡qué va a ser de nosotros!

Tantos proyectos realizados sobre la incapacidad de estos personajes, demostrando que la vida en nuestro planeta no es pura casualidad sino que es persistente y que la civilización se mantiene a pesar de aquéllos y de sus obras. Esto me ayuda a mover un poco mi centro de intolerancia permanente pensando que atribuyo a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez.

Tantos palmeros desilusionados por las palabras de Bertrand Russel diciéndonos que uno de los dramas de nuestro tiempo está en que aquellos que sienten que tienen la razón son estúpidos y que la gente con imaginación y que comprende la realidad es la que más duda y más insegura se siente, ¿alguno habrá dejado de ser palmero después de leer esto? 

Menos mal que no estoy en ese 80% que piensan que pertenecen al 20% de población más inteligente: nunca me he sentido capacitado para proporcionar con tanta exactitud el número de pescadores afectados por el "efecto Dunning-Kruger”, pero siempre me he preguntado porque tienen que venir de fuera para identificar y poner en valor lo mejor de nuestra forma de ser.

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