domingo, 6 de diciembre de 2015

El hombre y el agua. Serie fauna ibérica. El Gordo de río



El hombre y el agua. Serie fauna ibérica

Queridos amigos de la fauna ibérica, a través de una serie de entradas en este blog os quiero mostrar la gran biodiversidad de fauna que habita en nuestros espacios fluviales y lacustres, no en vano la Península ibérica es la que posee una mayor diversidad de especies de todo el continente europeo y es en la que podemos encontrar el mayor número de endemismos. A través de un exhaustivo trabajo de campo he realizado una identificación de las especies más importantes dentro del complejo equilibrio ecológico que mantienen los habitantes de las aguas duces. Nuestro primer capítulo está dedicado a uno los más habituales y fáciles de localizar.

El Gordo de río (Fat fluvius morpha gordus)

También conocido por cochón de río, recuerda vagamente a una figura antropomorfa pero es perfectamente reconocible desde lejos dado el tonelaje que desplaza y su oronda silueta. De amplia distribución por muchos países, se le puede observar en cursos fluviales de clima templado hasta latitudes en las que el agua se encuentra en estado líquido durante la primavera y el verano. Tiene un carácter sedentario, frecuenta siempre los mismos ríos que son su área de pesca, aunque en ocasiones se han observado migraciones en algunos ejemplares de la subespecie norte (Fat fluvius septentrionalis), siempre desde las zonas más templadas hacia las más frías; dándose el caso de largas migraciones estacionales  entre hemisferios de unos pocos ejemplares muy caracterizados.
Al margen de por su apariencia, que puede dar lugar a confusión porque no siempre coincide con alguno de los ejemplares de esta especie, se caracteriza por ser un pescador pomposo, arrogante, insolente, sobrado, rencoroso, de los que se vienen rápidamente arriba pero a la vez temeroso, inseguro y huidizo si se le planta cara en su primera embestida. Aunque nunca lo diga, porque aborrece en otros defectos que él atesora, es de aquellos que siempre han creído que el río le pertenece y que manipulan la ética y el honor como un don excluyente que solo ellos poseen, aunque para los ejemplares que se encuadran dentro de este especie, esta actitud significa llevar permanentemente el ridículo por compañía, aparte de que alguna de sus compañías también lo sean.
Según las conclusiones etológicas extraídas de sus innumerables estudios por el Dr. Türgtinger Möller, su idiosincrática badajada es un trastorno psicopatológico generado en la adolescencia y que se caracteriza por una inflamación de cuerpo límbico supracefálico a causa de las collejas que les propinaron sus compañeros de clase de forma persistente y sostenida en el tiempo. Yo por mi parte lo entiendo como el resultado empírico de la metáfora de la linde y el tonto, en la formulación clásica del etnoantropólogo de la Universidad Pontificia de Matarraña, Dr. Zacarías Raposero.
Invitamos a nuestros lectores a su detenida observación una vez localizados en el río, sobre todo en el desarrollo de sus actuaciones, también les animamos a que traten de establecer trato con alguno para tomar y tener constancia de la altura y madurez de su entretenida conversación.

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