domingo, 29 de noviembre de 2015

La identidad del Mosquero Petulante

Quiero comenzar esta entrada en el blog comunicándoos que para escribir el Mosquero Petulante me he despojado -y también me he adornado- de muchas de las virtudes que poseen aquéllos personajes a los que, en alguna u otra forma, describo o defino, a veces con mejor y otras con peor fortuna.

La fundamental es la autocrítica, no la practico, es un ejercicio de ponerme al mismo nivel que aquél que se quedó abriendo la boca y moviendo la orejas a la vista de los peces de un acuario. De esta forma puedo entender mejor la idiosincrasia de los personajes que aparecen en mis textos y así llegar a describirlos.

Por supuesto me muestro soberbio, descreído, incontenible, orgulloso y despechado; no podría escribir esto sin parecerlo. Lo hago por motivos análogos a los anteriores

Cuando alguien muestra su vida, escribiendo sobre sus intimidades, sus pensamientos, sus enganchones, sus obras y su ideología para que todos podamos disfrutar de ellos, se convierte en un personaje, alguno en un verdadero protagonista de un relato continuo en las redes sociales. Yo también soy un personaje que pesca a mosca (primera clave de mi identidad).

Creo que el que esté leyendo esto con la intención de trazar una ruta que le lleve a la dulce venganza, puede dejar ya de leer, aunque alguna clave más daré para que no pierda la ilusión.

Venganza, bonita palabra que encandila al personaje ofendido. Es obvio que hemos alcanzando un nivel de paranoia colectiva en el que los personajes están por encima de la personas que los interpretan. Aquí me muevo bien, yo nunca hablo de personas.

No me gusta arrogarme la representación de nadie, pero creo que alguno se apuntará si digo que hablo en nombre de aquellos que están ya hartos de tanto ruido de cadenas y tanta sábana, de tanto falso profeta y de tanto encumbrado, hablo por todos aquellos que siempre han querido decir lo mucho que les molestan estas actitudes prepotentes, pero no quieren meterse en fregaos con los que ya tienen el culo pelao de dirimir entuertos, el común de los mortales no tiene ganas malgastar su tiempo en aquestas lides y de alguna forma siento que ha descargado esa responsabilidad en mí.

Si entro en un local en el que están varios personajes y digo que en la sala hay un imbécil, y acto seguido de entre ellos sale un ofendido diciendo que por qué le insulto. ¿Alguien me podría decir por qué éste es el imbécil? Yo lo respondería, aunque me suponga una vana y exagerada presunción (segunda clave de mi identidad).

3 comentarios:

  1. Que rastrero eres, no pensaba que eras asi, de todas formas Gracias por los comentarios en esta mierda de identidad que as adoctado, Gracias Paco no veremos.

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  2. As del verbo haber, adoctado del verbo adoptar. ¡Guau!

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  3. dices no meterte con personas, lo cual es mentira, te has sobrepasado con personas que por usar una técnica distinta de pesca a la tuya eran saqueadores del río, ya no es que sea mas moral e inmoral, mientras sea legal, lo que no sabes es respetar usted a los demás.

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