domingo, 31 de mayo de 2015

Me sé yo de uno…

… y de más de uno, de unos cuantos a los que las siguientes definiciones les vienen pintiparadas.

Exégeta de lo elemental,
trigonómetra del espacio,
poligonero de la geometría,
farandulero del ángulo,
trasnochador del óvalo,
filibustero del trapecio,
advenedizo del romboide,
adorador de la elipse,
perseguidor de la recta,
pusilánime de la curva,
predispositor del aburrimiento,
acomodador de la somnolencia,
antecesor del hastío,
agotador de meninges,
hurtador de lo místico,
merodeador del indicio,
tergiversador de lo indiscutible,
animadversor de la erudición,
maltratador del léxico,
trepanador de la jerigonza,
reptil de las palabras,
inverecundo de la sustancia,
tahúr de los conceptos,
intrigante subrepticio,
nigromante de la entelequia,
perturbador del sosiego,
conspiranoico del sarcasmo,
sesgador del libre albedrío,
terapeuta de lo obsoleto,
abstraedor de lo intangible,
imaginador de lo existente,
impostor de lo obvio,
probador de lo conocido y
descubridor de lo inconcreto

No hay exposición sin riesgo, pero el mayor riesgo es creerse en posesión de una formación y de una información que no se tiene y querer transmitirla a los que no la necesitan ni la quieren.

Los que la esperan son como las truchas de piscifactoría, cualquier pienso les vale. La mano que da de comer debería elegir la casta de las truchas, no todas pueden ser silvestres, pero en los ríos hay muchas de repoblación.

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