domingo, 28 de junio de 2015

El Señor de los Perdigones. Capítulo 4

El inicio del viaje desde la Cosmarca se presentó sin contratiempos. Pasaron por los páramos de Al-carria-narüll en dirección a Molin-Argdüll y a la altura de La Fuensabinaurhl Sam Bolsabás paró en seco.

-    Fcodo, antes de alejarnos más de nuestras tierras me prestaría recoger un poco de basura en Tajuñardüll que hay una panda de guarros que lo dejan todo hecho un asco siempre que bajan a pescar.
-    Ya está el de la basura –espetó el cocinero que estaba hasta el gorro de ver a Bolsabás con la bolsa amarilla corriendo por el monte-.
-    Id vosotros amigos, el maestr…, digo Gandalfpé, Jumberimir, Meriadun, Alvatuk y yo iremos hacia el Abismo de Verde de Helm que he quedado con dos amigos del alma que conocí ayer para enseñárselo- dijo Fcodo-. Allí nos veremos.
-    No vas a escarmentar nunca Fcodo –dijo Gandalpé visiblemente molesto-. No haces más que llevar a to Cristo a los sitios y luego nos los pisan tós.
-    Maest…digo Gandalfpé. Mi carácter de Caballero Mosquero me lleva a sacar del desconocimiento a los que no saben. Sólo los esbirros de Saurancho ocultan con sus malas artes los sitios- dijo Fcodo levantando la cabeza en un gesto de orgullo que hacía que su papada se tensara en forma de bolsa de pelícano-.
-    Lo que tú digas Fcodo, lo que tú digas -este tordo no tiene remedio, pensó Gandalfpé para sus adentros-.

El cocinero y Sam se encaminaron hacia Tajuñardüll, mientras el resto de la comunidad de Degustando Ricas Pitanzas en el Monte continuaron hacia el norte.

-    Mira Bolsabás, allí hay tres pescadores –dijo el cocinero mientras se escondía detrás de un árbol ya con la cucharilla puesta-.
-    ¡¡Rápido, escondámonos!! Podrían ser perdigoneros del norte… o lo que es peor… esbirros de Saurancho –dijo Sam con voz temblona mientras apretaba su bolsa de basura amarilla contra el pecho-.
Tras un instante de deliberación Sam y el cocinero decidieron hacer frente a la situación.
-    Son esbirros de Saurancho, su tatuaje en el brazo de la Torre Oscura de Aöpecor les delata. Debemos hacerles frente. No podemos escondernos como cobardes. Hemos jurado combatir el mal, a los malos mosqueros, a los seguidores de Saurancho y a cualquiera con el que se dé de hostias Fcodo, pues para eso hemos emprendido nuestro camino. ¡¡Adelante!! – dijo Sam mientras se ataba la bolsa de basura al cinturón del váder y ponía la caña en ristre para acometer-.

El cocinero y Sam se echaron orilla abajo atropellando todo cuanto estaba a su paso adelantaron a uno de los esbirros del Señor Negro pisando todas las posturas posibles y machacando con la cucharilla tablas, corrientes y pozos, mientras los otros dos orcos dormitaban en la orilla del río. Ranciorgdärbarg, el jefe de la patrulla de los orcos del Señor Oscuro que estaba lanzado un tricofcodo que había conseguido con malas artes suplantando la Mosca Sagrada que Fcodo había enseñado a todos los mortales, al verse sorprendido por semejante acometida rugió de irá:

-    ¡¡Cangonsanvalinór!! ¡¡¡ Sos voy a soltar dos hostias que no os va a encontrar ni Val-Erielrond!!
-    Ya, ya sabemos cómo os las gastáis los esbirros de Saurancho. Vuestras artes oscuras no podrán con nosotros -dijo Sam mientras con una mano lanzaba la cucharilla y con la otra recogía un tetrabrik del suelo y lo echaba en la bolsa-.



Ranciorgdärbarg, se descolgó corriente abajo tras los miembros de la comunidad entre alaridos, maldiciones y juramentos. Sam y el cocinero escaparon corriente abajo y tras ocultarse jadeantes tras un rebollo, dieron por terminada la jornada de limpieza y pesca, mientras veían como Ranciorgdärbarg se alejaba en busca de sus dos compinches que seguían tumbados en la orilla del río.

-    Qué visión más horrorosa – dijo Sam-. Ahora entiendo porqué nos previno Fcodo sobre los orcos de Aöpecor. Son violentos e irascibles. Total, sólo por habernos puesto a diez metros por encima de ellos a pescar. Sólo de recordar sus tatuajes se me revuelve el cuerpo.
-    Si éstos son los esbirros, imagínate cómo será su Señor…

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Sam y el cocinero mientras se alejaban para reunirse con el resto de la comunidad en las tierras del norte, en las inmediaciones del Abismo Verde de Helm.

-    Fcodo, ya has vuelto a salir otra vez tarifando –dijo Gandalfpé en tono de reproche -.
-    Si es que…
-    ¡¡Ni es que, ni na!! ¿Tú no puedes ser un poco normal, muchacho? Tan pronto te haces amigo del primer tonto que llega, como le mandas a tomar por culo -dijo Gandalfpé visiblemente enfadado-.
-    ¡¡Sí, además yo ya les había entruchado dos compendios a cada uno y por tu culpa se han echado atrás y no los han comprado!! –protestó Jumberimir-
-     Bueno, ya está. Subamos hacia la carretera que ya me ha llegado el olor de las migas y esa era la señal convenida para reunirnos con el cocinero y Bolsabás. Seguro que ya están liaos con el camping gas y ya de paso se calienta un poco las canillas Bermudapesca que tiene los pinreles moraos del frío- dijo Gandalfpé-.

Haciendo honor a su nombre, los miembros de la comunidad montaron las mesas y las sillas de camping y se dispusieron a degustar ricas pitanzas en el monte, mientras Sam y el cocinero relataban su encuentro y enfrentamiento con los orcos del Señor Oscuro en Tajuñardüll, describiendo la ferocidad y las acometidas que tuvieron que soportar de Ranciorgdärbarg y cómo consiguieron escapar por los pelos.

-    Si éstos os han parecido fieros, veréis cuando nos enfrentemos a Saurancho. Su malignidad y dominio de las artes oscuras lo hacen muy peligroso. No hay que mirarle a los ojos; hay que evitar pronunciar su nombre cuando él está cerca, porque si lo hacéis, estaréis atrapados por su espíritu negro para siempre. Como les ocurrió a muchos desdichados que antaño fueron buenos mosqueros y cayeron bajo las garras del Señor Oscuro –dijo Fcodo en tono de misterio-. Se apoya en el Mago Blanco y en Mago Azul Gügardosul y cuando los tres se reúnen su poder es casi ilimitado. Sólo elfos muy poderosos como Latgulas son capaces de departir con estos nigromantes y no enloquecer y quedar sometidos a su voluntad. Esperemos que el del pelo áureo se una a nuestra causa en breve, pues sin él la batalla final tendrá un desenlace incierto -concluyó Fcodo bajando poco a poco el tono de voz mientras iba terminando la frase en un susurro como queriendo ocultar el sonido de sus palabras a los posibles espías que la noche podía esconder en la oscuridad-. Durmamos ahora en pernocta cómoda amigos que…
-    Oye Fcodo, ¿no nos dijo una vez un montaraz que la pernocta cómoda estaba prohibida? –dijo Bermudapesca-.
-    ¡¡Calla necio, qué sabrán los montaraces de leyes!! –replicó Fcodo en tono seco y cortante-. Durmamos ahora, que los efluvios del tinto de verano ciega mis ojos –dijo Fcodo mientras el brillo del aceite de las migas marcado en la comisura de sus labios brillaba a la luz de los frontales de leds de los miembros de la comunidad-.

domingo, 21 de junio de 2015

El Señor de los Perdigones. Capítulo 3

Amaneció en la Cosmarca un sol de luz tibia, que apenas si calentaba y cuya luminosidad se reflejaba en el rocío de las flores de los magnolios y de los jazmines del jardín de Fcodo.

-    ¡Arriba holgazanes, arriba! –gritó Gandalfpé mientras hacía sonar la cazuela de los callos que la noche anterior se habían trasegado los miembros de la comunidad de Desgustando Ricas Pitanzas en el Monte-.
-    Maestr…, digo, Gandalfpé, ¿es ya el momento de la partida? -dijo Fco, mientras se rascaba la corcusilla del culo con una mano y se quitaba las legañas con la otra-.
-    No, aún no, mi buen Fcodo. Debemos hacernos con los pertrechos necesarios para nuestra aventura. Necesitaremos cañas poderosas con líneas que sean capaces de hacer afilados bucles en el aire, vadeadores que nos protejan del frío de las aguas heladas y…
-    No, yo no los necesito –dijo Meriadun Bermudapesca-. Yo pesco siempre con bermudas.
-    Muchacho, tú no sabes lo qué dices. Los tojos del norte y las aligas del este te destrozarán las piernas y el agua helada de los ríos te entumecerá los miembros –sentenció Gandalfpé en tono sobrio-.
-    Ya estoy acostumbrado.
-    ¿Fcodo, de dónde has sacado a este tardo?.. en fin… bueno, lo que decía… necesitaremos también chalecos en los que llevar el material necesario y sombreros para protegernos de la intemperie, y también
-    ¿¡Pueden llevar una pluma Maestr…, digo, Gandalfpé!? –interrumpió Fcodo con ilusión- .
-    Como si te quieres poner un mochuelo encima Fcodo. Mira que te gusta dar la nota, hijo… en fin, como decía, también necesitaremos buenas moscas secas y…
-    No habrá problema Maestr…, digo, Gandalfpé –volvió a interrumpir Fcodo-. Nuestro buen Xarnegar Bolger nos suministrará las mejores moscas que jamás hayan volado por los ríos de la Tierra Media desde los tiempos de Isildur –dijo Fcodo con su característica voz de pito-.
-    ¿Y quién es el montador? –pregunto Gandalfpé-
-    ¡Ja!.. qué quién es el montador… -sonrió Fcodo mientras se frotaba los dedos en su camisa de Degustando Ricas Pitanzas en el Monte-.

Continuó Fcodo.

-    Allí encontraremos “la marroncita”, “la jaivisibiliti”, “el bicharraco” y cómo no, la intemporal Royal que se inventó hace eones en los tiempos de Valinor, pero no fue hasta que un gran Master&Commander la dio a conocer nadie recordaba de su existencia pues había caído en el olvido y gracias a él toda la Tierra Media volvió a saber de ella.
-    ¿Me da a mí, o tú hablas como Aída Nízar?.. bueno en fin, dejémoslo. Si tiene moscas y demás objetos necesarios para nuestra aventura vamos para allá. ¿Está lejos la casa de Xarnegar Bolger? -  preguntó Gandalfpé-.
-    No, apenas a tres cuadernas de aquí.
-    Partamos pues sin demora –dijo Gandalfpé mientras en un gesto con el brazo se arremolinaba la capa gris tejida con pata de liebre ártica que portaba y que en su día le habían obsequiado los señores montaraces de Al-carria-narüll-.

La casa de Xarnegar Bolger estaba cerca de la casa de Froco y su dueño se dedicaba al suministro de aparejos y demás cachivaches a los buenos mosqueros –aunque también colaboraba con los malvados perdigoneros competidores, muy a pesar de su buen amigo Fcodo-.

-    ¡Querido Fcodo! –exclamó Xarnegar Bolger con un ostentoso gesto de alegría que no podía disimular un cierto carácter postizo, más propio de un fenicio que de un amigo cabal-. ¿A qué debo tu grata visita?
-    Necesitamos que nos ayudes Xarnegar –respondió Fcodo-.
-    Buenos… ahora…uummmhhhh…
-    Vamos, que hemos venido a que nos suministres –dijo Gandalfpé, con cierto tono airado-. Necesitamos pertrechos para lanzarnos a una peligrosa aventura que nos llevará a los confines de la Tierra Media a luchar contra la Sombra que amenaza a los ríos y a los buenos y viejos mosqueros.
-    ¡¡Aaahh… si es así, no hay problema!! –dijo Xarnegar mientras soltaba el aliento contenido para tomar una bocanada de aire nuevo-. Pasad, pasad, mis buenos amigos. Tengo de todo: chalecos, cañas, vadeadores, carretes, moscas… lo que queráis.

Los miembros de la Compañía entraron a la casa de Xarnegar y mientras ellos curioseaban por los estantes y expositores su anfitrión les iba enseñando y describiendo algunos de los objetos que allí se ofrecían.
Esté chaleco está hecho por los elfos artesanos de Drüindudor con la misma tela que tejen las capas élficas. Es térmico, impermeable y…
-    Venga Xarnegar, ¡no me jodas!, si lleva una etiqueta por detrás que pone Made in China… -replicó Gandalfpé con un gesto de desprecio -.
-    No gran señor –dijo Xarnegar con los ojos brillantes que mostraban cierta rabia contenida- el chaleco está diseñado por los elfos pero ya sabe que en estos tiempos toda la fabricación se lleva a China, ya sabe, tema de costes… ¿Dónde cree Ud. que fabrican los de Sagedör, Orvisthur y Winstongör… ¡¡en China, todos en China!!
-    Éste nos quiere tangar  –le dijo acercándose al oído Gandalfpé a Fcodo-.


-    Todos eligieron los equipos conforme a sus gustos. Fcodo eligió un sombrero con una pluma, vadeador de panza colgandera, caña de nueve pies y línea cuatro, un carrete hecho de mithril extraído de las entrañas de la tierra por los enanos de las minas de Constanmoria –o al menos eso es lo que le dijo Xarnegar- y un chaleco élfico hecho con PLA de los de la etiqueta Made in China. Lo mismo eligieron Sam Bolsabás y Alvatuk Peregrin, Bermudapesca compró el mismo material, a excepción del vadeador y prefirió coger unas bermudas tejidas con hilos de araña gigante del Bosque Negro con un estampado que rezaba “Miami Beach”. El cocinero, por la sordi, se suministró de un par de cucharillas con mucho cuidado de que sus amigos no lo vieran y las escondió en el casquillo del camping gas para que no se dieran cuenta, y por último, Gandalfpé prefirió no comprar nada porque él no era mucho de marcas de los chinos y como viejo y buen mosquero prefirió seguir confiando en su Sagedör con su carrete Vivarellundir y un vadeador que tejieron las hábiles manos de los elfos de las ciudades altas con piel de dragón de color chochomona.

Después de responder Gandalfpé a Xarnegar por su generosidad con un pequeño saco de pepitas de oro obtenidas en los ríos de Rohinleönhin y cumplimentando con obsequiosidad sus palabras con gráciles movimientos, les dijo:

-    Espero que disfrutéis de vuestros equipos, amigos. Y como obsequio de la casa os entrego estos vales descuento para un maravilloso tubular que está hecho por los elfos artesanos de Drüindudor con la misma tela que…
-    Sí, sí –interrumpió Gandalfpé-… están hechas las capas élficas Made in China, no te jode, -susurró entre dientes-
-    Xarnegar, viejo amigo, antes de irnos –dijo Fcodo en tono sentencioso- estaría muy honrado en que formaras parte de la Comunidad y nos acompañaras en nuestra aventura…
-    Uf… uuummmhhh… me pillas mal amigo… ando liao… el almacén, los proveedores… uf… ir tirando vosotros y ya si eso os cojo yo más adelante….¡¡ Ah, por cierto!! - continuó Xarnegar- la semana pasada estuvo por aquí Lagutlas y preguntó por ti, Fcodo. Me dijo que estaba esperando a que le mandaras la convocatoria para la apertura en el Palacio de las Xanas.
-    Qué gran mosquero y gran persona es Lagutlas –sentenció Fcodo-. Le llamaré en cuanto tenga un hueco para hablar con él y contarle nuestro proyecto y estoy convencido que no dudará en unirse a nuestra Comunidad aunque tenga que viajar desde la mismísima Astur-natur de regreso a la Cosmarca.
-    Partid pues nobles mosqueros, que Valinor, el espíritu de Isildur y la fuerza Erandill os acompañen… que yo ando liao…

Estaban en plena despedida cuando alguien aporreó la puerta de la casa de Xarnegar con fuerza.

-    Si es tan amable… me gustaría compartir una información de su interés-  se escuchó al otro lado de la puerta- .
Xarnegar entreabrió la puerta y asomando apenas la nariz dijo por la rendija.
-    No queremos nada, no queremos nada. Ya soy socio del Círculo de Pescadores Lectores, tengo la Enciclopedia del Buen Mosquero y ya sabemos que el fin de mundo está próximo y que tenemos que ser buenos…
-    Por Dios, no me ofenda –dijo el visitante con un manifiesto gesto de agravio-. Yo no soy Testigo de Valinor. Soy isildúrico, erandólico y godorolano. ¡¡Faltaría más!! He llamado a su puerta porque les traigo el mayor compendio de sabiduría piscatoria que se haya publicado hasta la fecha con la nueva colección de “Círculo de pescadores”. Es una completísima colección en la que encontrarán todos los secretos de los mosqueros más importantes de la Cosmarca, con una edición cuidada y una encuadernación de lujo y con las recomendaciones de los mejores tramos para pescar de la Cosmarca escritos por grandes expertos en el arte haliéutico como …

Al enseñar el libro Xarnegar vió la foto de la contraportada y ¡oh maravilla!, ahí estaba  Fcodo con cara de papamoscas posando junto a una mesa llena de cachivaches de pesca.

-    ¡¡Coño, pero si Fcodo!! –exclamó Xarnegar al ver la foto de su cliente-amigo-

Fcodo, al escuchar su nombre y tras hacerse hueco por la rendija para echar una ojeada y ver por qué le había nombrado vio al visitante.

-    ¡¡Pero si es mi viejo amigo Jumberimi!! –exclamó Fcodo-. ¡¡Cuánto tiempo viejo camarada!!
-    ¡Fcodo!, ¿qué haces aquí?
-    Estimado camarada…
-    Fcodo, llámame mejor “amigo” que lo de camarada es muy coloquial y ya sabes que a mí me gusta guardar las distancias. Que yo soy más de cripta y escolanía, como bien sabes – dijo Jumberimir mostrando cierta molestia por el calificativo de Fcodo-.
-    Está bien, está bien, viejo amigo. Lo importante no es lo que nos separa, sino lo que nos une y siempre hemos estado en el barco de la divulgación del arte de la verdadera pesca a mosca y en la defensa de los ríos, bueno, y también en lo de intentar pillar algún consorciado de iris, que a nadie le amarga un dulce.
-    Bueno, bueno... ¿y cómo tú por aquí Fcodo?
-    Es una larga historia. Precisamente ahora mis amigos y yo marchábamos para cenar antes de partir a una peligrosa aventura. Si vienes con nosotros, te voy contando por el camino.
-     Eso está hecho – respondió Jumberimir mientras se frotaba las manos-.

Los miembros de la Comunidad marcharon de nuevo a la Cosmarca y Fcodo fue poniendo al día de sus planes a Jumberimir mientras éste chasqueaba los dientes con sólo escuchar lo que de la Sombra le iba relatando Fcodo. Pasaron en casa de Fcodo la noche antes de la partida y aprovechando que el Pisuërganduill pasa por Valladoluidörse trasegaron unas gachas con picatostes mientras compartían chanzas, anécdotas y camaradería propia de los buenos mosqueros.

-    Jumberimir –dijo Fcodo en tono solemne-, después de lo relatado, ¿te unirás a nuestras comunidad? Los peligros que nos acecharán serán muchos, los riesgos que habremos de correr serán numerosos, pero…
-    ¿Veremos a muchos perdigoneros? –preguntó Jumberimir-
-    Muchos, amigo Jumberimir, muchos y peligrosos.
-    Por ayudarte, lo que sea, amigo Fcodo - dijo Jumberimir, mientras hacía los cálculos de los compendios estimados que podría vender a los perdigoneros y el margen de beneficio que obtendría por ello-. Por un amigo, lo que sea…
-    Sabía que podría contar contigo.

Fcodo abrazó a su viejo amigo y entre risas, anécdotas y regüeldos con olor a ajo de las gachas sobrevino el alba y nuestros protagonistas marcharon a lo desconocido.

domingo, 14 de junio de 2015

El Señor de los Perdigones. Capítulo 2

Tras trasegarse un buen almuerzo en las casa de Fcodo en la Cosmarca, ambos encendieron sus pipas de hierba luisa.

-    Fcodo amigo, ¿qué hay de los planes con tus camaradas?
-    Maestr…, digo Gandalfpé, estamos preparando la mundial. Hemos constituido una gran comunidad que nos permitirá luchar contra las fuerzas de la oscuridad por numerosas y poderosas que éstas sean.
-    ¿Cuántos sois?
-    Cinco.
-    Lo que te digo…

Fcodo volvió a encender su pipa de hierba luisa y dijo en tono solemne:

-    Maestr…, digo, Gandalfpé, la gran comunidad se denominará “Degustando Ricas Pitanzas en el Monte”.
-    ¿No había un nombre más tonto?
-    No.
-    Esto es lo que nos gusta… bueno, eso, y a Sam ir por el río con una bolsa basura amarilla atada al cinturón del váder.
-    Madre de Dios, qué tropa… bueno amigo Fcodo, ¿puedes convocar a los miembros de la Comunidad de las Pitanzas para organizarlo todo y hacer los planes de nuestra aventura?
-    Presto y veloz maestr…, digo, Gandalfpé.
Fcodo sacó su trote cochinero y dejándose caer colina abajo de su casa se reunió con sus camaradas:
-    ¡¡Venid, venid camaradas, que me ha venido a visitar el maestro Gandalfpé!!

A la llamada de Fcodo, acudieron sus incondicionales: Sam Bolsabás, Meriadun Bermudapesca, y Peregrin Alvatuk con las gafas polarizadas de culovaso.

-    Me falta el cocinero -dijo Fcodo contrariado, dirigiéndose a Sam Bolsabás-.
-    Querido Fcodo, está liao con el camping gas y la pitanza. No puede venir. Un montaraz del este, de la comarca del Galluin, de la fortaleza Molin-Argdüll, lo está acosando y  amenaza con crujirlo.
-    Que proteja el perol con su vida y se reúna más tarde con nosotros.
-    Así lo hará Fcodo.
-    No perdamos más tiempo, subamos raudos trochando por este sendero de jabalís, que yo mismo abrí con mis propias manos en pugna con las zarzas y espinos que la Pacha-mama interpuso en mi camino.

Los cuatro miembros de la Comunidad de la Pitanza trocharon y trocharon hasta alcanzar la casa de Fcodo.

-    ¡¡Hostia tú, que me estoy haciendo polvo las piernas con las aliagas!!
-    Te jodes Meriadun, ¿quién te manda ir siempre con las bermudas? Así estás tú con las piernas como un penitente. Venga, no te quejes que ya se avista mi morada en lontananza.

La puerta chirrió y Gandalfpé se sobresaltó al ver a semejante tropa.

-    Ya me habéis despertado de la siesta, coño…
-    Lo siento, maestr…, digo, Gandalfpé. Estos son mis camaradas.
-    Que Dios nos pille confesaos… bien, bien…
-    Vamos a evaluar a cada uno para conocer sus habilidades y fortalezas. Eso nos permitirá saber qué podemos explotar y qué riesgos corremos cuando nos enfrentemos al Señor Oscuro.
-    A ver tú, el del pantalón corto…
-    No es un pantalón corto. Son unas Bermudas. Me llamo Meriadun Bermudapesca.
-    ¿Vas con eso a pescar?
-    Sí, siempre. Lo mismo me da el Galluin en mayo, que el Jär-amaruin en el mes de marzo.
-    Muchacho, el reuma y la artrosis te carcomen…
-    ¡¡A ver tú!!. sí, tú… el que va como la Niña la Puebla.
-    Sí, maestro Gandalf.
-    Y dale con “maestro Gandalf”. ¿No te ha dicho a ti Fcodo que el único que puede ser digno de ser llamado maestro es Val-Erielrond que vive más allá del mar del Oeste pescando truchas como barras de pan a seca y sableando a los que le visitan?
-    Sí maestr…, digo, Gandalfpé.
-    Con esta tropa no hago na… Bueno, da lo mismo. ¿Esas gafas polarizadas de culovaso tienen algún poder?
-    Sí Gandalfpé. Están hechas de Rhitmyl. La Canción de Valadür cuenta que este mineral lo extrajeron los Reyes enanos en el reinado Flöynde las entrañas de la tierra en las minas de la Constanmoria y que cuando la luz del sol incide sobre ellas desvían el rayo y hacen que el epoxy de los perdigones solidifique sin necesidad de darle con una linterna de luz azul de los chinos.

( Canto 7º, Fr.8, Cst.. 4Canción de Valadür )

-    ¡¡ Hostia tú, qué arma tan poderosa!!-espetó Gandalfpé asombrado-. Hay que impedir que caigan en manos del Seños Oscuro porque con ellas podría fraguar el barniz del Perdigón Único. ¿Cómo te hiciste con ellas?
-    Las encontré pescando un día en el río de la Xanas. Cuenta la leyenda que un troll llamado Pegp-ehillog las perdió en un día de pesca y corrió río abajo aullando mientras las perseguía desde los páramos del Puente de Umbralejaihr hasta el Pozo de los Ram-ujuil-ös.

( Canto 7º, Fr.9. Cst..3 Canción de Valadür )
-    Consérvalas hijo. Son un bien muy preciado.

Gandalfpé giró la cabeza y clavó su mirada en Sam.

-    Tú, el de la bolsa basura. ¿Quién eres?
-    Soy Sam Bolsabás. Amigo fiel de Fcodo.
-    ¿Y la bolsa?
-    Es para recoger la basura que veo por los ríos. Con una mano pesco y con la otra recojo los botes de cerveza que me voy encontrando por la orilla…
-    ¡¡Muchacho, estate quieto, coño, que todavía no me la he acabao!! –espetó Gandalfpé soltando un manotazo en el brazo de Sam sin llegar a tiempo de que la lata acabara en el fondo de la bolsa de basura-.
-    Lo siento Gandalfpé… es que la cabra tira al monte…
-    Ehhh… está bien, está bien, pero ya que me has jodío la que me estaba tomando, anda tira y tráeme otra fresquita de la nevera…
-    A ver, además de la basura qué otras habilidades tienes.
-    Permíteme maestr…, digo, Gandalfpéque me entrometa –dijo Fcodo adelantándose a Sam Bolsabás-. Sam es un gran cartógrafo. Sus habilidades dibujando nos ayudarán a hacer el mapa que nos guíe en nuestra aventura. Es conocedor de la astronomía, de la geometría, el álgebra y del cálculo diferencial e integral. Sus conocimientos matemáticos son sólo comparables a su habilidad en el dibujo.
-    Bien, que lo demuestre –dijo Gandalfpé-.

Fcodo sacó un papel y un lápiz hecho con bauxita de las cuencas mineras de los orcos de Esmerillüg y lo puso sobre la mesa para que Sam hiciera la prueba que Gandalfpé le había pedido.

-    Con un seis y un cuatro, la cara de tu retrato. ¡ Toma ya !
-    ¡¡¡Vírgen Santísima, este muchacho es tontoooo…!!!
-    Na, un poco na más…
-    En fin, es lo que tenemos. Habrá que tirar palante con lo que hay. La Sombra no espera y cada vez se extiende más. El Señor Oscuro Saurancho cada ve
z se hace más poderoso. Está reclutando tropas a lo largo y ancho de la Tierra Media y cada minuto que pasa su poder en Aöpecory la sombra con él crecen. Fcodo, me dijiste que había uno más.
-    Sí maestr…, digo, Gandalfpé, lo que pasa que se ha quedado en el monte con el camping gas preparando el arroz y haciendo frente a un montaraz que nos acosa hace un tiempo desde la fortaleza de Molin-Argdüll.
-    A ese montaraz yo me lo conozco. En los tiempos antiguos del reinado de Arnuildur luchó junto a las huestes de Val-Erielrond, pero las artes negras de los perdigoneros del norte le hicieron pasarse a la sombra y desde entonces habita la fortaleza de Molin-Argdüll. Fcodo, raudo, dile a Sam que avise al cocinero y que regrese sin demora y si ve al montaraz que se prepare para enfrentarse contra técnicas mágicas y que utilice los conjuros e invocaciones que conoce.
-    ¡Hecho! ¡¡ Sam, ves y dale dos hostias!!
-    ¡Ahora mismo voy! Como lo vea, lo crujo…

Al momento se presentó el cocinero.

-    ¿Me has llamado Gandalfpé?
-    Sí. Me ha hablado de ti Fcodo y me gustaría saber de tus habilidades.
-    Soy un excelente cocinero. Igual te hago un potaje, que un arroz, que unos callos.
-    ¿Y de pesca?
-    Le doy a la cucharilla…
-    ¡¡¡¡ Chatarrero!!!!..¡¡¡ un chatarrero en la Comunidad de la Pitanza!!!!
-    Maestr…, digo, Gandalfpé, perdónale, por favor. Es el único que sabe cocinar y sin él la Comunidad se desharía. Es la harina que cohesiona el guiso. Sin él no hay migas en el campo, ni potaje, ni callos… te lo suplico, no le destierres de la Comunidad...

Gandalfpé frunció el ceño y pensativo encendió su pipa de hierba luisa. Hizo unas “os” en el aire y dijo:

-    Está bien, no le desterraré, pero no podrá portar cucharillas o rápalas en nuestro viaje. El Señor Oscuro es capaz de establecer una conexión astral con esos artilugios y pondría en peligro la misión. No portará caña de spinning, ni caña de cebo alguna y sólo podrá llevar consigo el camping gas, la perola y le mechero.
-    ¿El mechero también? –dijo el cocinero visiblemente emocionado-
-    Sí, el mechero también…
-    ¿Aunque sea en el Parque Natural de Tajordarhüll? –soltó mientras palmoteaba con una indisimulada sonrisilla de felicidad-
-    Sí, por el papeo, lo que sea –sentenció Gandalfpé en tono sobrio-.

Con la buena noticia de la aceptación del cocinero en la Comunidad de la Pitanza todos se regocijaron y montaron la mesa de camping para comer y beber hasta el empacho. El cocinero preparó unos callos con garbanzos y los regaron abundantemente con tinto de verano Don Simón de los lejanos campos de ancestrales vides de Thomellosör. Tras la comida, encendieron sus pipas de hierba luisa y departieron sobre la nobleza de la pesca a seca, la caballerosidad de los buenos mosqueros y recordaron al gran Val-Erielrond que vive feliz allende el mar del Oeste rodeado de truchas como barras de pan de a kilo. Entre conversaciones, risas y camaradería transcurrió la jornada y ya sólo quedaba trazar el plan del viaje y determinar los pertrechos con los que habrían de contar para iniciar tan peligrosa aventura.

domingo, 7 de junio de 2015

El Señor de los Perdigones. Capítulo 1



“Tres Verdines para los Reyes Mosqueros de Eslarrandhir bajo el cielo. Siete Royal Coachman para los Señores de la Mosca Dorada en los Palacios de Tajordarhüll. Nueve comparadum de Güterman para los Pesquines mortales de Brandomiño condenados a los desembalses. Un Perdigón para el Señor Oscuro en su trono primitivo en la tierra de Aöpecor donde se extienden las sombras. Un Perdigón para gobernarlos a todos. Un perdigón para encontrarlos, un perdigón para sacar todas las truchas y atarlos al bolo en los ríos, condenados eternamente en los intensivos a pescar con berberecho de lata donde se extienden las iris.”


En la Cosmarca.

-    Fcodo, viejo amigo.
-    ¡¡ Gandalfpé, maestro!!
-    Y dale con “maestro”. ¿Tú eres tonto, muchacho? Maestro porqué, ¿por qué las traigo robadas? Sabes que sólo hay un maestro, Val-Erielrond que tras la batalla de las Dos Torres marchó al Oeste al lugar en que las truchas crecen como barras de pan y montó su palacio y está rodeado del brillo áureo de los que, siendo más viejos que Carracuca, no palman ni patrás y se hinchan a sacar truchas y a sablear a los que le visitan.
-    Es cierto maest… digo, Gandalfpé. Cuán feliz se es en el país donde nunca se envejece, allende los mares y  maese pintona pica a seca y no hay chatarreros, ni perdigoneros y los tramos libres sin muerte son para los mosqueros de bien.
-    De eso venía yo a hablarte amigo Fcodo. Una sombra oscura se cierne sobre la Tierra Media extendiéndose desde el norte, desde Galithornmtih y oscurece los páramos de la Al-carria-narüll hasta Astur-natur y desde Cuen-cadur hasta Cáce-resrhin. Toda la Tierra Media está amenazada.
-    ¿Cómo es posible maestr… digo,Gandalfpé? El perdigón único fue destruido cuando el desdichado Göllumero se precipitó por el Abismo Verde de Helmen las inmediaciones del Puente de Umbralejaihr tras él y se perdió para siempre.
-    No amigo Fcodo, el colesterol ciega tus ojos. El Señor Oscuro, Saurancho, rescató a Göllumero del pozo con un saltapraos de foam y recuperó parte del perdigón único que se salvó. Sólo perdió parte del barniz y la brinca venenosa. Tras esclavizar a Göllumero lo mantiene montando saltapraos y otros bichos de foam con los que pesca por todo el valle de Loz-oyämitha a la espera de que le llegue una linterna de luz azul de los chinos que pidió por Ebay y le ayude a montar de nuevo el Perdigón Único.
-    ¡¡¡ Eso es terrible maestr…digo, Gandalfpé, ha esclavizado a Göllumero y este ser inmundo ahora le sirve ciegamente!!! Si consigue darle barniz al perdigón volverán los perdigoneros a llenar los ríos de la Tierra Media.
-    Peor aún Fcodo. Saurancho está buscando epoxy para hacer más resistente el perdigón único y si le llega la linterna de los chinos y consigue el epoxy, entonces… todo habrá acabado para los verdaderos mosqueros…
-    ¡¡¡ Debemos impedirlo mestr…digo, Gandalfpé!!!
-    Ese es el objetivo de mi visita Fcodo –además de que me invites a unos callos-, prevenirte de la oscuridad que nos acecha y que convoques de nuevo a la Comunidad de la Coachman para intentar impedir que se vuelva a montar de nuevo el Perdigón Único. Tus grandes amigos nos ayudarán.
-    Verás maestr…digo, Gandalfpé. El problema es que la Comunidad de la Coachman se disolvió tiempo ha. Salimos a hostias. Gloin-verde se dejó seducir por el Señor Oscuro y lo mismo ocurrió con Gajomir. Sus malas artes les esclavizaron y tras la batalla de Tajordarhüll nunca más volvimos a pescar juntos.
-    Mía qué… si es que eres tonto, muchacho. Siempre sales a hostias con toquisqui. ¿Quién queda entonces de la vieja Comunidad de la Coachman?
-    Sigo yo, mi querido Meriadun, el sagaz Peregrin Alvatuk y mi fiel Sam.
-    ¿Sam?, ¿el de la bolsa amarilla plástico?
-    El mismo.
-    Gran fichaje.
-    ¿Qué fue de Lagutlas el de cabello dorado, Fcodo?
-    Marchó a Astur-natur y me tiene abandonao. Marchó a luchar contra los perdigoneros montaraces del norte que están jodiendo salmones en Narceänthur.
-    Cabrones… ¿Han jodío muchos?
-    Ocho o diez fijo…tos pola chaqueta.
-    Malditos montaraces del norte. Son tan malvados como hábiles con el perdigón y tensando la línea para tirar a ballesta- dijo Gandalfpé mientras se mesaba la barba gris-
-    ¿Es recuperable el de la melena rubia para nuestra causa? – continuó Gandalfpé-
-    Podría ser. Está muy cebao en Astur-natur pero queda mu poco para que se abra el Palacio de las Xanas y acudirá a mi llamada y al olor del almuerzo.
-    Esperemos que no falle. Su ayuda será imprescindible en la lucha con la caña de dos manos.
-    ¿Y el montaraz que te acompañaba antiguamente por las tierras Al-carria-narüll, desde Tajordarhüll a Tajuñardüll y el palacio de las Xanas, que montaba moscas más espeluchás que una gallina matá a escobazos?
-    Partío a recorrer la Tierra Media y a hacer fotos. A veces vuelve por Al-carria-narüll y se deja caer a pescar conmigo. Creo que podremos contar con él si le separamos de la influencia del Mago Blanco que está aliado con el Señor Oscuro. Yo mismo he estado a punto de caer en algunos momentos en las artes oscuras del Mago Blanco, pero afortunadamente reaccioné a tiempo y pude librarme de sus malas artes. Él sigue pensando que estoy de su lado pero yo soy más listo que él y juego a dos bandas –dijo Fcodo estirando ligeramente el cuello y esbozando una media sonrisa que denotaba su innata inteligencia-.
-    Habrá que intentarlo – asintió con gesto afirmativo Gandalfpé-.  Conoce bien los ríos de la Tierra Media y será un gran apoyo para luchar contra los orcos escogotadores Uru-hai de salmones del paso del noroeste que acumulan allí sus fuerzas comandados por el orco Urugluis-piagür y que a duras penas están siendo retenidos en la frontera de Lug-orgull por nuestro aliado Barmarkbol. Estamos jodidos, mi buen Fcodo- suspiró mientras daba una profunda calada a su pipa-.  Las malas noticias se acumulan. Nuestros aliados de la tierra de los jinetes indomables de los Rohinleönhin están sufriendo mucho. Las ordas de los orcos de Hag-ürug-gil están presionando al señor de la Marca para que además del perdigón se vuelva a la miñoca y al besbello. Su despiadado señor está mandando mensajes portados por extrañas aves corredoras a todos los límites de la Tierra de los Rohinleönhin para formar un gran ejército de pescadores tradicionales que inunden los ríos de plomo y chicha.
-    Habrá que hacer una incursión por las tierras de la Marca, si fuera necesario incluso hasta Rohinleönhin, y así frenar el avance de este caballerete. ¿Qué opinas maestr…, digo Gandalfpé?
-    Todo a su tiempo, mi buen Fcodo, todo a su tiempo… Por si fuera poco – continuó Gandalfpé, cada vez más crispado- nuestros espías nos han informado de que hace poco el Señor Oscuro ha convocado a sus esbirros en las cercanías de la Torre Oscura de Aöpecor  y están tramando un plan para hacerse con el poder total en la Tierra Media, con el apoyo del corrupto Mago Azul Gügardosul, que traicionando el sagrado juramento prestado a Valar se ha aliado con el Señor Oscuro y con el Mago Blanco para echar a los buenos mosqueros de todos los ríos de la Tierra Media.
-    ¡¡ Maldito!! – sentenció Fcodo con rabia-. No parará hasta hacerse con el control de todo. Comenzó cerrando el paso de las Montañas del Norte para retrasar nuestras incursiones y no parará hasta hacerse con el control de Toda la Tierra Media y sus ríos. Y ahora… y ahora…él…él… Gügardosul, siempre supe que era un traidor, nunca confié en él… ¡¡Lo odio profundamente… lo odio!! – aulló Fcodo mordiéndose en labio rechoncho mientras le temblaba la barbilla y la papada-.
-    Seamos cautos mi fiel Fcodo, seamos cautos. Ahora, lo urgente, es crear una nueva comunidad que nos una en la causa común contra el Señor Oscuro y sus múltiples aliados y nos fortalezca en nuestra lucha.
-    Estamos en ello maestr…, digo Gandalfpé. Te relataré lo que estamos preparando un servidor y mis fieles camaradas.
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