Quiero rendir un homenaje postrero a un gran divulgador que termina su devenir, un caballero que siempre ha sabido entender el saber popular y la tradición. Una persona que ha puesto por encima de su labor como periodista un plus de opinión en sus informaciones, abandonando los límites de la deontología periodística en pos de generar polémicas en las que ha participado activamente a favor de los que han entendido la pesca como una explotación –a ser posible económica- del medio y en la que prime las artimañas del primero que llegue o del que menos escrúpulos tenga.
Desaparece con su programa una difusión generalista de una opinión anclada en la usanza en la que destaca la falta de evolución hacia nuevas ideas y nuevas formas de interrelacionar con el medio, que tanto ha favorecido la despoblación de los ríos de los peces “que le sobran”. Algunos estamos de enhorabuena.
Un adalid de la productividad en la pesca sin ponerle límites, en la que nunca su opinión ha puesto distingos a favorecer la tradición frente a la conservación, aborreciendo, denigrando y hundiendo cualquier avance a favor de la pesca sostenible ni de la conservación del medio.
Muchos ex-pescadores le estarán agradecidos. Yo no.
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