domingo, 29 de junio de 2014

Lo noble y lo innoble en el noble arte de la pesca a mosca

“Pero si caso es que de malo te quieras tornar bueno, y de cruel en humilde, y volverte a la buena y verdadera creencia que yo tengo, yo quitaré la batalla…;con tal que cuando yo aquí viniere junto conmigo hagamos guerra y daño a aquellos que, dejando la verdad, defienden y creen en lo mentiroso”.
 (Las Sergas de Esplandían, 415/a)
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El luengo trochar del mosquero desde lo prístino de sus comienzos no está exento de tentaciones que desvíen su atento anhelo de convertirse en un verdadero caballero mosquero.
Las trampas y embelecos que por su senda hallará por doquier serán cantos de sirenas, de Hadas, de Xanas, que empero, llevan a la perdición del auténtico espíritu caballeresco que la pesca a mosca encarna. Las sagradas aguas habitadas por maese pintona, corren el peligro de ser profanadas por multitud de tenebrosas sombras…

¡¡¡ Oh, noble mosquero, huye de las obscuras sombras de los capitostes !!!, ¡¡¡ oh, caballero mosquero, abomina de los grandes prebostes que tras trompetas y fanfarrias, esconden la vulgarización del noble arte de la pesca a mosca !!!.
Ya los viejos y buenos mosqueros, los mosqueros de antigua estirpe, marcaron el recto camino del trochar, y ahora, los advenedizos y los recién llegados, pretenden destruir lo que noblemente  aquéllos construyeron, a más decir, lo que los antiguos, nobles y buenos caballeros mosqueros sangraron.
Nada más noble en el noble arte de la pesca a mosca que pescar noblemente en las nobilísimas aguas habitadas por maese pintona…y a mosca seca. Nada más zafio y aborrecible que permitir hollar el sagrado tálamo de la ribera a ferreteros armados de arteros engaños que imprimen mácula en lo que sus dedos alcanzan.

El verdadero espíritu del caballero mosquero se rebela ante la sinrazón, ítem más, le repugna la ignominia de la falta de razón, de los que no supieron heredar los sagrados principios del noble arte de la pesca a mosca –seca- y dilapidan la herencia de los viejos camaradas, de sus enseñanzas y costumbres, de su sabiduría asaz de conocimientos y abren las puertas de la sacra ribera que habita maese pintona, a “los otros”, a la turba, a la plebe que, metal en mano, mancillan los brillantes ocelos rojos, de la que para nosotros es un espíritu de la ribera, un hada de las puras y cristalinas aguas.
El primer principio de los verdaderos caballeros mosqueros pasa pues por retornar al prístino origen donde todo empezó y en el que los buenos y viejos mosqueros arrancaron de las aguas tramos exclusivos para el solaz de los mosqueros en exclusiva, al margen de mancilladores que nada entienden de la nobleza que imprime la práctica del noble arte de la pesca a mosca.

Fdo. El Mosquero Petulante.

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