Hace poco cayó en mis manos un plano (la verdad es que no sé si definirlo así) de cómo un inextricable, excéntrico y atribulado autor explicaba al mundo cómo debería ser el abordaje de un tramo para pescar la trucha a mosca en una zona de río de montaña a través de una fotografía esquematizada con textos e indicaciones gráficas.
Además de causarme su cándido arrojo una ternura casi pueril, no puedo más que admirar la capacidad del autor para ver en tres dimensiones lo que se soporta sólo en dos y considerar vana su inocente pretensión de que todos interpretáramos el plano a través de su mirada; casi sin querer la fotografía evocó en mi imaginación varías imágenes que darían para guionizar más de un programa de ciencias ocultas o parapsicología, pero quién sabe… ¿alguno conoce al piloto de la nave del misterio?
El plano vino acompañado de un texto que aclaraba todo y que rápidamente puso límite a mi alucinación ya que definía a la perfección el contenido de la estampa: “Plano del aterrizaje en Marte”.
No es que tenga animadversión a la innovación ni a los que con ella quieren pasar a la posteridad, pero creo que hacer una oportuna crítica –y publicarla, ya que son multitud los que las hacen en privado- a los desvaríos de un visionario, es una labor que me corresponde ya que me gusta la comedia. Desde otro punto de vista su trabajo sería difícil de entender.
No me ha costado mucho encontrar en la obra de otro gran comediante un argumento que encaja en parte con su trayectoria:
http://www.tvpublica.com.ar/programa/73173-2/
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