Tantas palabras para mostrar
las cualidades de alguno de participantes pasivos habituales en mi blog y ahora
vienen de fuera para definir su peculiaridad como un “efecto” con el nombre
extranjero de Dunning-Kruger, acabáramos.
Tantos esfuerzos para
definir la tontuna de estos entrañables personajes y vienen dos norteamericanos
para explicar que ellos también tienen los suyos allí, que los han
estudiado y que pueden categorizar un bien
tan intangible y tan preciado por aquí como es la incompetencia y la
inconsciencia de saber que se posee, ¡qué va a ser de nosotros!
Tantos proyectos realizados
sobre la incapacidad de estos personajes, demostrando que la vida en nuestro planeta
no es pura casualidad sino que es persistente y que la civilización se mantiene
a pesar de aquéllos y de sus obras. Esto me ayuda a mover un poco mi
centro de intolerancia permanente pensando que atribuyo a la maldad lo que
puede ser explicado por la estupidez.
Tantos palmeros
desilusionados por las palabras de Bertrand Russel diciéndonos que uno de los
dramas de nuestro tiempo está en que aquellos que sienten que tienen la razón
son estúpidos y que la gente con imaginación y que comprende la realidad es la
que más duda y más insegura se siente, ¿alguno habrá dejado de ser palmero después de
leer esto?
Menos mal que no estoy en
ese 80% que piensan que pertenecen al 20% de población más inteligente: nunca me he sentido capacitado para proporcionar con tanta exactitud el número de pescadores afectados por
el "efecto Dunning-Kruger”, pero siempre me he preguntado porque tienen que venir de fuera para
identificar y poner en valor lo mejor de nuestra forma de ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario