domingo, 8 de mayo de 2016

La geografía de la estulticia

Quiero despejar una duda que seguramente aceche a un alto porcentaje de mis lectores, no es otra que origen geográfico de aquellos a los que he dedicado las ochenta entradas que se pueden leer en este blog.

En un terruño en el que los nacionalismos locales se comprimen hasta la parcela, muchos son los que se han querido apropiar de su tarado de turno y le ha puesto cara, identificando a través de estos textos sus acciones, reacciones y negaciones -en definitiva su idiosincrasia-. Incluso más de uno reconocerá a su vecino escondido en las diatribas de mis párrafos.


Pero la geografía patria es extensa y la red fluvial que la surca amplia y nutrida de zonas dónde echar la caña. Por lo que podemos situarlos por sus cuatro puntos cardinales y afirmaría que, en todas las direcciones en que apunta la rosa de los vientos, podemos encontrar unos cuantos.


Lo que es más estrecho son los medios donde muestran sus capacidades, es ahí donde habito para alimentar este blog. Pero créanme que también me acuerdo mucho de aquellos petulantados anónimos que no tienen voz pública que me he encontrado en mi devenir o de los que ahora mismo están haciendo méritos para solicitar un hueco entre mis publicaciones.


Aunque ya lo mencioné en los diez mandamientos que publiqué bajo el título “En defensa del lector” (y que recomiendo encarecidamente volver a releer), quiero incidir en repartir ecuménicamente todas mis invectivas entre los que quieran, por si solos, formar parte de ellas. Por lo que no deseo que ningún personaje en particular se sienta obligado a soportar todo el peso de mi sátira. Prefiero que cada uno adquiera la parte que crea que más se asocia con su perfil y haga uso de ella, bien para ostentar o para su pesar, cada cual es libérrimo de hacer con ella lo que quiera y también lo es de apropiársela, aunque nada de esto es obligatorio.


Del mismo modo imploro al que ya tiene identificado a su trastornado local a que adquieran una cierta altura de miras que le permita ver más allá del límite de su alcance a ras de tierra. Puede ser una experiencia divertida.

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