lunes, 11 de abril de 2016

Las cosas del escribir

Me he dado cuenta de que algunos de los lectores de este blog, seguramente los que lean menos intensamente mis escritos y saquen de ellos interpretaciones precipitadas, no terminan de entender lo que amarillo sobre verde cada semana expongo. Por otra parte no consigo inmunizarme frente al maltrato, la vejación y la mancillación que se hace de un idioma tan bello y que da tantas posibilidades para satirizar.

Es por esto que, en un alarde de humildad, me dispongo a traducir la ortografía de lo que a continuación escribiré para tratar de llegar a todos y cada uno de mis lectores favoritos, aquellos que se vean más implicados y que nunca hayan conseguido llegar al fondo de mi mensaje seguramente me lo agradecerán, a los demás les pido de antemano disculpas y les excuso de seguir leyendo.

De hun tyenpo ha hesta parte leo endemasyados testos de personages ke no tyenen por costunvre hescrybyr i hesto se nota.  No ai komo enkrear hun kaldo de esaltazion para ke haqueyos ke se ensienten tokados hen lo mas hintimo de su hapasionada haficion salten desde su teklado para halentar ha la lucha, ha la hunion i huna justycya mui enparticularmente hentendida. Hun paysage hen hel ke hes mui senziyo enperder la hatenzion ha las reglas hortografykas hi enperder la memorya de palabras ke no se heskribyan endesde ke nos las diztavan hen hel kolejio. Enrekomiendo rrepaso, pazencia i hescrivir zinko bezes cada falta.

Por hotro lado, i hen hesto si endeque su notoriedaz tras ziende, hel marabiyoso harte de enyebar a himajenes las manufasturas hen forma de komplejos vatiburriyos de ilos, pelos, plumas y sin teticos ke se asy milan ha moskas para la pesca por ke hen heyos se bislunvra parte del metal de hun hanzuelo; tan vién hatesora hentre sus sekuencyas palabras de hesas ke te probocan hun vuen dolor de hojos. Kuando la hosadia revasa la kultura del hinterfesto, hel resultado hes grotesco.

Mención aparte, y con este párrafo termino de romper la ordenación ortográfica de los que hayan tenido la valentía de llegar hasta esta altura del texto, quiero desenmascarar también a aquellos que se han creído que los traductores automáticos sirven para comunicarse con personas ajenas al idioma de Cervantes. Cuando los leo unas veces me recuerdan a aquellos indios de las películas del oeste, con esa voz tan grave que les cambiaba cuando hablaban el idioma del hombre blanco, y otras veces a Yoda que, a diferencia de los usuarios de los traductores que se quieren camelar a los foráneos porque el terruño se les ha quedado pequeño, cuando cambia el orden de las palabras en las frases consigue que se le entienda.

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