Un leve orvallo se dejaba caer sobre el monte y mojaba a la Comunidad mientras descansaba. Gandalfpé se movía inquieto con un sueño ligero que finalmente fue interrumpido por unos sollozos y palabras entrecortadas que provenían de Fcodo. Gandalfpé se incorporó y se acercó a ver a su amigo, que entre sueños gemía y hablaba en voz alta, con la voz jadeante y su pecho agitado por la angustia.
- Tú, otra vez tú… aahhh…¡¡¡ no dejaré que te adueñes de los libres sin muerte de la Tierra Media !!!... siempre lo supe…ni tú ni tu esbirro conseguiréis jamás fraguar el perdigón único…gggrrr….los ríos son para los buenos mosqueros, para los mosqueros que pescan a seca, a más decir… ¡¡¡No …aaaggghhhhh!!!!!...sabes que siempre monté mejor …uuuhhh…Montana…aaaagggrr… ¡¡¡El Padre Tajordarhüll nooooo !!!...aaaahhhhhhh….asaz la chistera de buenos recuerdos mosqueros…. las Xanas… maese pintona… ¡¡¡nooooooo!!!...aaaahhhrrrrrggggg…
- ¡¡¡ Despierta, despierta mi buen Fcodo !!! – dijo Gandalfpé, mientras sacudía a Fcodo para sacarle del pozo de su horrible pesadilla y éste se incorporaba sobresaltado con la vista extravía y un grito agónico en sus labios-.
- Ah, maestro…digo, Gandalfpé, qué horrible pesadilla estaba atenazando mi sueños…
- Ya ha pasado todo. Ha sido sólo un mal sueño -tranquilizó Gandalfpé a Fcodo-.
- No maestro… digo Gandalfpé, no. La sombra se extiende. Lo noto. El poder de los perdigoneros es cada vez mayor, y los rumores y los gemidos que salen de la espesura del bosque, no presagian nada bueno.
- Lo sé, mi atolondrado amigo, lo sé. Yo también los he oído. Algo oscuro nos acecha desde lo más profundo del bosque.
- Duerme ahora. Yo haré guardia con el tubo de la Sagedör, que es de aluminio del bueno. Como se acerqué algo por aquí, le doy un palo que lo arriñono -dijo Gandalfpé sacudiendo de lado a lado el tubo de la caña que portaba en su mano derecha-.
La noche avanzaba y Gandalfpé se había mantenido fresco y vigilante hasta bien entrada la madrugada, pero en las horas en las que el sol está a poco de despuntar en el horizonte sus ojos se entrecerraban por momentos. Escuchó un chasquido de ramas secas, ¡chas!.
- ¡¡¡ Alto ahí !!!
La sombra furtiva al verse sorprendida se escabulló entre los helechos con las primeras luces del alba, mientras Gandalfpé jadeante se paraba tras haberla perseguido unos metros pero con resultado infructuoso. En su huida, en la espesura de la vegetación, Gandalfpé pudo escuchar unos extraños sonidos guturales que semejantes a palabras decían:
- “aaaggrrr…aarrrggg… el perdigón, mi tesorroooo…Gollumero, Gollumero, aaarrrggg… las gafas de culovaso son nuestras, mi tesoro…uuuggg…los conos, las elipses, la huella intrínseca generatriz de la respuesta condicionada indirecta psicológica…aarrrggg, uuuggg, Gollumero, Gollumero, el perdigón…mi tesoro, es nuestro, mi tesoro, mi tesoroooooo…
Gandalfpé corrió cuanto de sí le dieron las piernas con el corazón en la boca de vuelta al campamento y raudo se dirigió al jergón de Alvatuk que aún dormía plácidamente, mientras se abalanzaba sobre el zurrón y revolvía todo cuanto allí había con ansiedad y nerviosismo.
- No están, no están… ¡¡¡ no estánnnnnnn !!!...¡¡¡ Por Valinor, Isildur y Val-Erielrond, no estánnnnn!!! -gritó con un estentóreo alarido que sobresalto a toda la Comunidad-.
¡¡¡ Gollumero ha caído sobre nosotros y ha robado las gafas de culovaso !!!.
¡¡¡ Arriba gandules o la sombra de los perdigoneros asolará todos los ríos de la Tierra Media y ya sólo podremos pescar en los intensivos con berberecho de lata !!! – gritaba Gandalfpé mientras sacudía a sus compañeros, fuera de sí y con un sudor frío que le corría por la frente-.
¡¡¡ Corramos, corramos tras las inmunda criatura para impedir que lo inevitable se haga realidad !!!
¡¡¡ Comienza la persecución !!!…
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