Cosmología y escatología. Usos etnofolklóricos y usos alimenticios en el Homo Alcarreñus
Como ya adelantamos en anteriores entradas de nuestro blog y prometimos a nuestros lectores, hoy os presentamos datos muy interesantes sobre un nuevo hallazgo de una cultura que se implantó en el periodo Solutrense en las estribaciones de la Sierra Norte de Guadalajara, heredera directa de las tradiciones de los pescadores-recolectores del Congo.
Los estudios de Evans Pritchard sobre los Nuer y su cultura -al que dedicamos un anterior artículo en nuestro blog y que reveló la circularidad de las mentes voluptuosas y la generación de los conos a través de los catetos- fueron claves para dirigir los estudios e investigaciones del profesor Dr. Rühgissterin de la Univ. de Puinghten que se centró en el estudio de una nueva subcultura solutrense en la zona de Campillo de Ranas en busca de la influencia de los Nuer en los pueblos del norte de Guadalajara y que desembocó en el descubrimiento del Homo Alcarreñus.
Fig.1 Vídeo de la adaptación ritual del baile de los Nuer, según lo descrito por el profesor Dürrfhtenisted, realizado por parte del H. Alcarreñus
Fig. 2. Ejemplar adulto del “Tonto de Toronto”, según reconstrucción realizada por el profesor R. Görfthueltil y su equipo del Departamento de Antropología Cultural de la Universidad de East Navalcarnero.
Los rasgos antropológicos distintivos del H. Alcarreñus están cerca de los descritos por Fhürgesnky en sus estudios del Homo Torontensis y el Homo Minnesothensis, más comúnmente conocidos como “el tonto de Toronto” y “el nota de Minessota”. Buche prominente, papada colgandera, aparato fonador atrofiado que generaba voz de pito, o en palabras del propio profesor Fhürgesnky: “lo que viene siendo, cara de bobo”.
La actividad del H. Alcarreñus, según el profesor Rühgissterin, se centraba, fundamentalmente, en la pesca con mosca y en hinchar el buche cuanto podía siempre que realizaban sus incursiones de pesca, que solían extenderse un día completo, aunque según los restos encontrados en el yacimiento de Campisábalos por parte del profesor Wështteindruggen, podían llegar a prolongarse a lo largo de dos días con pernocta incluida, y extenderse más allá de su territorio hasta las estribaciones del Sistema Ibérico al límite del Padre Tajo. En el caso de estas incursiones de mayor duración no era extraño que se pertrecharan de camping-gas que les permitían elaborar, desde paellas, a migas con chorizo y panceta, e incluso una pichichana.
Fig. 3 Restos de migas con chorizo y panceta hallados por el profesor Wështteindruggen en un yacimiento de H. Alcarreñus en el Alto Tajo a la altura de la Falaguera. Este hallazgo muestra la capacidad de desplazarse del H. Alcarreñus en busca de nuevos nichos de pesca, con estancias fuera de su territorio habitual de pesca.
En cuanto a su imaginario cosmológico y según los vestigios descubiertos en el yacimiento de La Huerce por Ruddigër Humplisnpott, el H. Alcarreñus era de usos animistas, con tendencias a la idolatría. Adoraban a la Pacha-Mama y a un río al que todos los años peregrinaban en procesión ritual a partir del solsticio de verano, a ponerse hasta las catolas y pescar truchas, al que denominaban “Padre Tajo”.
Según grabados encontrados en algunos yacimientos, también veneraban a un comerciante que se transfiguró en gurú y que según leyendas descubiertas en los papiros del Henares muerto por debajo de Azuqueca, voló al occidente y regresará algún día con su vadeador Simms ceñido al cuerpo para redimir a todos los mosqueros descarriados envuelto de gloria y con una caña Sage de línea 9 en la mano con la que fustigará a los pescadores impíos y conducirá a su grey al paraíso de las fuentes del Padre Tajo, al que sólo accederán los de alma mosquera pura y allí vivirán felices por siempre pescando truchas a mosca y comiendo migas para desayunar.
Fig. 4. Grabado hallado en la zona del río Cristóbal por el profesor Khörkheimer de la Universidad de Winsconsy and Brazatortas, de indudable manofactura del H. Alcarreñus. Nótese la figura del gurú a contraluz empuñando su caña Sage y con el texto “Vengo en breve” que identifica su naturaleza humana de comerciante antes de su transfiguración.
La idiosincrasia propia de la cultura del H. Alcarreñus en lo tocante a los usos alimenticios y cosmológicos, así como sus costumbres piscatorias siguen siendo un filón inagotable de estudio para la Antropología Cultural que a buen seguro traerán a la luz nuevos descubrimientos sobre esta apasionante subcultura solutrense y de los que informaremos puntualmente a nuestros fieles lectores en este espacio de divulgación científica.
Les emplazamos a que sigan nuestro blog para seguir desvelando juntos en futuros artículos los usos y costumbre de esta apasionante cultura.
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