domingo, 25 de junio de 2017

Los límites de la estupidez

Gráfico del comportamiento humano según Cipolla, de su libro Allegro ma non troppo
Es un tema poco estudiado el ponerle límites a la estupidez humana, algunos genios como Albert Einstein afirmaron que, como el Universo, no tiene confines.

A través de la historia podríamos recopilar un compendio cuyo tamaño sería casi más grande que la historia misma, porque todos los hechos humanos están rodeados o acechados por estúpidos. El grupo de los estúpidos, sin reglamentaciones, líderes o manifiestos, consigue tener poder y ejercer un gran efecto con una coordinación increíble, así que si por algún casual o medio son capaces de organizarse o facilitar su contacto, lo mejor es echarse a temblar.

No existe una buena definición de la estupidez (igual que tampoco existe para la inteligencia), pero  algunos medios académicos se han atrevido a intentar formular una clasificación de estúpidos, los resultados permitieron definir tres grupos principales: en el primero (estupidez grave), se encuentran aquellos que entienden los riegos de sus actos y pese a no poseer las habilidades suficientes se involucran. El segundo (estupidez moderada), está formado por aquellos que por su comportamiento obsesivo-compulsivo carecen de autocontrol, mientras que el tercero (estupidez leve), hace alusión a la ausencia de sentido práctico por distracción o simplemente por falta de destreza que terminan desencadenando situaciones incoherentes.

Carlo Maria Cipolla, historiador económico italiano, la definió como: una persona o un comportamiento es estúpido o inteligente dependiendo de lo que suceda. En su “Teoría de la Estupidez” enumeró sus leyes fundamentales
  1. Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación.
  2. La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona.
  3. Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso.
  4. Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.
  5. Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir.
Para completar estas leyes fundamentales el escritor italiano Giancarlo Livraghi desarrolló los “Corolarios de Livraghi" sobre la estupidez.

Primer Corolario:
En cada uno de nosotros hay un factor de estupidez, el cual siempre es más grande de lo que suponemos.

Segundo Corolario:
Cuando la estupidez de una persona se combina con la estupidez de otras, el impacto crece de manera geométrica -es decir, por multiplicación, no adición, de los factores individuales de estupidez-.

Tercer Corolario:
La combinación de la inteligencia en diferentes personas tiene menos impacto que la combinación de la estupidez, porque (Cuarta Ley de Cipolla) " la gente no estúpida tiende siempre a subestimar el poder de daño que tiene la gente estúpida".

Bueno, pues ya tenemos todos la suficiente información para saber hasta qué punto la estupidez está influyendo en la situación actual sobre el tema de las especies exóticas invasoras. Examina tu propia estupidez, compárala con la de los otros y si te sientes rodeado intenta no sumar la tuya a la reinante.

domingo, 4 de junio de 2017

El hombre y el agua. Serie fauna ibérica. El Hipócrita fluvial

El Hipócrita fluvial, Fariseus avaricium (Petulanteus, 1995).

El Hipócrita fluvial, Fariseus avaricium, es un organismo pluricelular de amplia distribución en los ríos ibéricos que se caracteriza por mutar y adoptar las diferentes morfologías del resto de fauna fluvial. Igual puede adoptar la forma del Cenutrio de río, que de la Polla de agua o del Gordo de río indistintamente. Es el camaleón de la fauna ibérica y su camuflaje es casi perfecto.

Taxonomía
Cnidario polimorfo extensamente descrito por El Mosquero Petulante en su obra “Systema soplapollae” en la edición de 1995, fue descubierto por casualidad a partir de la tesis doctoral de la Dra. Jacinta de Lomo (Etología y traumas de la adolescencia del Desmán incoherente, 1990). En plena observación del comportamiento de esta especie, pudo apreciar actitudes anómalas en algunos ejemplares que, tras un seguimiento exhaustivo, pudo constatar los diferentes cambios de forma que adoptaba en función de las especies que tenía alrededor. La primera clasificación taxonómica propuesta por la Dra. de Lomo fue dentro de las familia de las diatomeas bentónicas como una agrupación con facultades mutantes (como el moco de roca Didymosphenia geminata), pero después de una ampliación de la beca para su estudio y a una gran influencia del cine norteamericano propuso su clasificación definitiva como un híbrido entre Terminator y la Cosa. Esta propuesta no fue admitida por los organismos internacionales pertinentes, correspondiendo en la actualidad al filo de los Celentéreos.

Descripción
No tiene una morfología propia y siempre adopta la forma de otras especies, pero es sencillo identificarla por simultanear un característico comportamiento egoísta e hipócrita extremo que la doctora pudo describir en su tesis y que enuncio de manera sucinta en el presente artículo:
  • Se quejan permanentemente que sus tramos de río favoritos están siempre repletos de otras especies, cuando ellos mismos tienen colapsadas las redes sociales con fotos de esos mismos sitios y los han puesto de moda.
  • No dudan en poner de manifiesto las atrocidades que cometen el resto de especies, cuando ellos mismos las cometen de manera reiterada.
  • Se cree que debido a que adoptan frecuentemente la forma del Fotógrafo de río, han adoptado por involución su comportamiento egocéntrico y nada autocrítico.
  • Son capaces de pisotear un tramo de río sin pescarlo para que el resto de especies no puedan desarrollar su actividad de la manera deseada.
  • Las leyes y normas no se inventaron para ellos. No dudan en cuestionarlas y incumplirlas repetidamente acudiendo al manido concepto de la objeción de conciencia sesgada. Todos se equivocan menos ellos.
  • En simbiosis permanente con redes sociales, son dependientes de las mismas, donde puede estudiarse muy bien su comportamiento y sus numerosas contradicciones, así como la localización de ejemplares para su posterior marcado y seguimiento.
  • Son estúpidos en grado superlativo y los cojos corren más que ellos. Por lo que otras especies oportunistas han desarrollado estrategias que contarrestan sus actitudes pretenciosas y se aprovechan de su incontinencia verbal en beneficio propio.

El carácter riguroso de esta publicación hace que me aventure poco a conjeturas o suposiciones, pero existen evidencias científicas aún no publicadas (obtenidas recientemente en arduos trabajos de campo en los que los investigadores del equipo del Profesor Raposero han expuesto su integridad), que han verificado comportamientos de imitación en otras especies de la fauna fluvial ibérica cuando comparten hábitat con el Hipócrita fluvial, creándose así un ambiente a pie de río en el que ninguna reconoce que posee grandes imperfecciones que condenan en el resto. Por lo que, a raíz de estas observaciones, está emergiendo una corriente etnoantropológica encabezada por el Profesor R. To Prieto que corrobora que la estupidez es contagiosa, como ya se venía sospechando desde mediados de los años noventa que fue la época de mayor desarrollo de esta rama de la ciencia social.

La comunidad científica tiene marcados a casi todos los ejemplares, no obstante la Península ibérica, rica en biodiversidad, es muy grande, al igual que la tontería que en ella habita, por lo que no se descarta la aparición de nuevos ejemplares en próximos recuentos de fauna en nuestros humedales y cursos fluviales.

Catalogada como “Especie en peligro de expansión” en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, con el riesgo inminente de que individuos de las especies más propensas pasen a engrosar las filas de esta perniciosa especie, dejando vacios nichos ecológicos muy importantes para la continuidad del sistema.