Momentos convulsos los acontecidos en Astur-natur antes de la batalla de Lafigalien.
Fcodo y su fiel Sam Bolsabás, habiendo recibido la llamada de los Elfos de los Bosques del Norte, abandonan momentáneamente la comunidad de Degustando Ricas Pitanzas en el Monte, para aventurarse en los oscuros valles del este. Allí, en la ribera del río Sellardüll, muy cerca del poblado orco de Arriondardel, al norte de Cangasordül, se desenvuelve la trama de este breve, a la par que intenso paréntesis.
- Amigo Sam, estas tierras me hacen presagiar cosas buenas, mis hermanos Elfos han querido premiar nuestra entereza y ética mosquera, creo que recibiremos el ansiado reconocimiento de quienes valoran nuestra noble causa. Mira como nos reciben las aguas color esmeralda del río Sellardül. Creo que mientras nuestros anfitriones llegan de más allá de las montañas, podremos acampar en la ribera y pescar sin muerte estas bellas aguas.
-Fcodo, esto está lleno de ortigas y me he caído sobre ellas tres veces -exclamó Sam.
- No te lamentes amigo -contestó Fcodo-, vamos a pescar al rey del río, peces grandes y muy fuertes, los salmones son misiles, ¡son misiiiiiles!
Media hora después de haber iniciado la caminata, llegaron a una roca frente al río y se dispusieron a preparar sus aparejos.
- Voy a atar esta mosca de salmón que un buen amigo de Rohinleönhin montó para mí, es infalible.
- Pero Fcodo -intervino Sam-, eso es un perdigón.
- ¡Calla, melón! no seas blasfemo. Repite conmigo en alto, es una mosca de salmón, ¡repite!, es una mosca de salmón…
Cuatro horas después y tras lanzar río arriba la mosca en innumerables ocasiones levatándola a tironcitos, Fcodo empezaba a desfallecer.
-Maldita sea, que duro es esto del salmón, yo soy más de pesca dinámica, moverme por el río, esto es muy estático.
- Fcodo -apreció Sam-, si lanzas una ninfa corriente arriba y la recoges a tirones, la mosca no trabajará bien, los salmones paran más abajo.
- ¡He dicho que te calles! -volvió a exclamar Fcodo-, sabrás tú lo que es pescar el salmón a mosca y como debo hacerlo… ¡mira Sam! ¡Allí!, un salmón pegado a esas piedras.
Voy a pescarte rey del río, que emoción he visto un salmón, ¡he visto un salmoooón!
El pez de labios gruesos y blancos, que pastaba en las rocas del fondo, no quiso comer el engaño, muchos más como este, nadaban en bancos río arriba y río abajo sin parar y sin hacer caso a nuestros amigos.
-Estos salmones no pican, algo hacemos mal. Va siendo hora de descansar Sam.
La calma y el rumor de las aguas se vieron repentinamente sobresaltados por cientos de aves que levantaban el vuelo. En el río vieron como, aguas arriba, descendían gráciles canoas con enanos remando engalanados de vivos colores.
- ¡Buenos días tengáis honrados remeros! -exclamó Fcodo- ¡y buen resto del día también tengáis!
-
¿Remeros? ¡Cagon mi máquina! Pescar y foriar pa ti ye lo mismo, ¿no carapijo? ¡Vete rite tu güela!, -contestaron los remeros.
- ¡Ahhhhh! Sam,como me gustan estos poéticos dialectos de las nobles gentes de las tierras del Norte, destilan sabiduría y hospitalidad a raudales.
- Vayamos a la aldea de Cangasordül y veamos como los enanos artesanos elaboran sus artes de pesca. Debemos ser sigilosos Sam, son tierras gobernadas por los orcos escogotadores del Esmerillüg y no pueden detectar nuestra presencia.
Cerca del gran puente de piedra sobre el río Sellardüll, un almacén oscuro, sombrío y algo destartalado anunciaba la venta de artes de pesca, nuestros amigos decidieron entrar a preguntar.
- Buenos días noble enano, somos pescadores foráneos y hemos realizado un largo viaje desde Rohinleönhin para pescar sin muerte estas bellas y límpidas aguas habitadas por maese salmón ¿podría usted aconsejarnos?
-
Dende llueu ho, tais na meyor dómina pel salmón y na meyor tienda. Agora piquen como boborolos y ties cara de tar de pescar. Mira guaje, déjo ti barates estes mosquines que’l maestru nanu Bel-Armin fizo con plumes de pitos del Monte Tenebrosu, caxigalinas y filos que texieron les manes de les doncelles de los elfos de AltuGüertu, anzuelos forxáos per les espertes manes de los Reyes Antiguos de los nanos en los tiempos de Valinor, fechos del mithrïl sacaules tripes del monte per les manes de los Nanos Mineros de Costamoria. Garras salmón de seguro.
Son moscas de restallu manín, tán Tierra Verdina, Maria Chanuosa, La Taxúgera, ties que llevar no menos de doce ca un. Tan rebaxaes a 6 monedas ca un. Pesquen soles, veraslu.
Fcodo y Sam cargados de las nuevas artes de pesca y con los bolsillos vacios, volvieron contentos al río, sabedores que la magia de los enanos de aquellas tierras estaba en su poder.
Tras lanzar durante horas corriente arriba las prodigiosas moscas de los enanos como si de moscas secas se tratase, y a punto ya de desistir, nuestros hobbits se sentaron en la orilla a fumar una pipa de hierba luisa. De repente, ambos notaron una presencia fantasmagórica y sigilosa. En la espesura y camuflado en sus largas pelambreras y un sombrero de ala, se ocultaba un enano que reía entre dientes.
-
¡Que mi madre faeise quí foriatonos!, esti río no ye pa’mataos que no tienen ni per la vara. Danmi ganes cortate los brazos empezando por las dedas. Anda y fute de aquí que mi lu embayas tó ¡Carapijo!
- ¿Cómo te llamas noble enano? -preguntó Fcodo-.
-
Soy Pinajaquïn, de la noble familia de los Pinaquïn. Na mio familia pesca tu dios, miopa, la mioma, yo, mioplas, el mi sobrín y hasta los gatos. Toos precintemos el cupu l’añu pasáu.
Somos pescadores de restallude estiríu, pescamos asgaya, somo facedores de les nobles téniques de pesca a morucos y quisquila. Pero d’estu nun vos voy contar ná ni aprendevos, que llueu me lu pesques.
- Podría pagarle pos sus enseñanzas varias monedas de oro, quiero pescar un salmón y devolverlo al río, es mi mayor ilusión… - indicó Fcodo.
-
Esu ye otra cosa ho. Voy a aprendete como se fai, asina que atiende.
Garras la vara asina, polo gordo y pones el deu aquí. Agorafaes estoy calas per enribaesicuetu. ¿Visti como ye?
- Veo mi ilustrado maestro – Respondió Fcodo-.
-
Agora garras la vara y ties por ellu. ¿Visti?
- ¡¡Estoy pescando!! – exclamó Fcodo con grandes aspavientos como si fuera la primera vez que matenía una caña en las manos..
-
Dendellueu. Yá sabes pescar. Dami 150 monedas de oro y vamos llueu almorzar, que tamientán’el preciu.
- Fcodo, estamos pescando a perdigón y con caña de cebo -apuntó Sam-.
- ¡Calla!, tendrás tu idea de ésto. Vinimos a pescar un salmón y por cojones lo pescaremos.
Pinajaquïn, no paraba de repetir.
-
Estu está machacauasgaya, está machacauasgaya.
La desesperación y la falta de picadas, llevaron a los hobbits a relajarse de nuevo contemplando el paisaje y el río donde, por cierto, no paraban de descender gráciles canoas con enanos remando engalanados de vivos colores. En la orilla, un Elfo peinaba sus cabellos en el reflejo del río.
- Un Elfo amigo Sam, ellos son sabios y grandes conocedores del río, acerquémonos a resolver nuestros dilemas.
- Buen día tengáis nobles hobbits ¿qué os trae por nuestra tierra?
- Vinimos a la llamada de los Elfos de los Bosques del Norte, pero no se han presentado dándonos plantón, mientras tanto aprovechábamos para intentar pescar algún salmón.
- Los salmones son peces sabios estimado hobbit, vienen de los mares del norte, más allá de Groen-Ländar y cuando entran en el río dejan de comer, entonces comienzan su ciclo reproductivo, remontando hasta las zonas altas del río y bla, bla ,bla …
Fcoco y Sam, aburridos, escaparon y dejaron al Elfo hablando sólo mientras desesperados y frustrados continuaban su paseo por las riberas del Sellardüll.
- ¿Pescaremos algo alguna vez? -dijo Sam entre dientes-.
- ¡La pesca es algo más que sacar peces, Sam! –le reprochó Fcodo- ¿o es que no lo estás sintiendo en tus propias carnes ortigadas?, ya solo nos queda darnos un chapuzón para decir que al menos vimos salmones. Después de este baño iniciático podremos dar gritos de alegría, hacer muchos aspavientos y decir a nuestros compañeros como son los salmones y hasta alguno creerá que los pescamos, ¿quién podría dudar de nuestra palabra?
- Aún nos queda conocer el resto de Astur-natur (paraíso natural), volveremos al Oeste para reencontrarnos con la comunidad, a ver si tenemos más suerte que aquí, esto de pescar salmón debe ser más difícil de lo que lo ponen en la publicidad de las agencias de la Tierra Media –quiso animar Sam a Fcodo con estas palabras.
- Vámonos Sam, tenemos un largo camino lleno de orcos y peligros.
- Si, vámonos Fcodo.
Mientras caminaban al encuentro de sus amigos, una sospecha que rondaba en la cabeza de Fcodo desde que empezaron a pescar acrecentaba la inseguridad que provoca intentar hacer en un día lo que muchos no consiguen en un año.
- Estos salmones tan raros que estamos intentado pescar no llevan pintas, yo siempre pensé que las llevaban…