Me encanta cuando algún
encumbrado utiliza a los pescadores como colectivo para que, una vez metidos
todos en el mismo saco, pretender conseguir un fin concreto. Un saco del que
muchos se saldrían -si tuvieran ganas de alzar la voz- por los muchos agujeros que
la obscenidad intelectual del promotor suele dejar a la vista.
Sabido es que el de los
pescadores es un colectivo unido por una actividad, no por una mentalidad, ni
por una ideología, ni tan siquiera por un interés común si no por muchos
particulares. Todo el que pretenda etiquetar uniformemente a los pescadores yerra.
Podrá hacerlo con aquellos que son circunstancialmente afines, pero no lo
logrará por mucho tiempo porque la evolución del pescador es siempre hacia la
individualidad o a mantenerse en grupos muy reducidos que terminan por
estallar.
Alguien podrá decirme que
en cierta medida he conseguido formar alrededor de este blog un nutrido grupo
de personajes relacionados con la pesca que pueden verse reflejados en el mismo
espejo y que, por lo tanto, mis postulados anteriores no tienen por dónde
agarrarse.
Pues os diré que para
algunos hay preceptos superiores en jerarquía de interés sobre la pesca, por
ejemplo dos que se me vienen a la cabeza, uno es el epicureísmo y el otro la
tontuna reinante.