domingo, 26 de julio de 2015

El Señor de los Perdigones. Capítulo 8

Al amanecer la comunidad de Degustando Ricas Pitanzas en el Monte recogió el campamento y mientras Gandalfpé fregaba el perol de las gachas que se habían trasegado la noche anterior, Fcodo se acercó a él.
-    Maestro… digo Gandalfpé, anoche mientras nos retirábamos del acoso de los orcos y los hombres-orco escogotadores de Astur-natur, creí escuchar una voz que me resultó familiar – susurró Fcodo acercándose a Gandalfpé-.
-    Sí, mi buen Fcodo. Yo también la oí. De hecho llevo días escuchándola.  Sé que nos está siguiendo desde que cruzamos las montañas de Guarramärndugoll. Nos vigila desde la espesura del bosque y aguarda el momento para asaltarnos. Esperará la mejor oportunidad, cuando más débiles  nos encontremos, para atacarnos- dijo Gandalfpé en voz alta pero como quién dice algo para sus adentros-. Sé que es Gollumero –concluyó rotundo-.
-    ¡¡¡ Maldito seas Gollumero, maldito seas!!! –gritó Fcodo con una aguda y ridícula voz de pito-  ¡¡¡sal de tu agujero y enfréntate a mí en singular combate!!!.
-    No insistas mi buen Fcodo, no lo hará. Sabe que no es el momento – dijo Gandalfpé mientras poniendo una mano en el hombro de Fcodo, tranquilizaba a su camarada que estaba congestionado como un pavo y se le había hinchado la papada-.
-    Qué escándalo es éste, coño. Así no puede dormir uno –espetó  Bermudapesca mientras salía de la tienda de campaña con las canillas al aire y las bermudas hechas girones tras haberse enganchado con los tojos del monte al huir de los escogotadores la noche anterior-.
-    Nos está siguiendo Gollumero –dijo Gandalpé-. Lo sé desde hace días, pero no os he querido advertir antes para no alarmaros.
-    ¿Gollumero aquí, tan lejos del valle de Loz-oyämith? –se extrañó Bermudapesca-.
-    Sí. Me temo que ha descubierto que Alvatuk está en posesión de las gafas de culovaso de Rhitmyl de Constanmoria que hacen fraguar al instante el epoxy de los  perdigones. Mi informadores me han confirmado que en la aduana están dando estopa y están parando todos los contenedores que vienen de China y le han jodío  a Gollumero la linterna de led azul para fraguar el epoxy  que compró por Ebay –informó Gandalpé a Fcodo y a Bermudapesca que escuchaban con interés lo que el maestro les contaba-. Si se hace con las gafas de Alvatuk ya habrá dado un gran paso para terminar de montar el perdigón único –continuó Gandalfpé-. Así mismo, me ha llegado información a través de mi red de espías de que se ha puesto en contacto con el troll Al-freg-urgöll  y se ha hecho con la brinca venenosa. Ya sabéis que ése anda con la tontuna los hilos…
-    Al-freg-urgöll,  es ese troll de la raza del sur que emigró a las tierras de Lög-org-arull y que es más basto que un Petit Suisse de morcilla, ¿verdad? -preguntó Fcodo-
-     El mismo. Cuenta la leyenda que posee una de las mejores colecciones de hilos y brincas de la Tierra Media y que  lo incomprensible de su dialecto, mezcla de la lengua de los trolls del sur y de los orcos del norte, hace imposible a los hombres poder comunicarse con él y sólo es entendido por seres como Gollumero que son capaces de balbucear y escribir en términos ininteligibles para los mortales. Contactó con él por Facebook y tras hacerle un poco la rosca consiguió que le pasara un poco de la brinca venenosa. De ahí que  la tenga ya en su poder y esté a un paso de montar el Perdigón Único y ponerlo al servicio del Señor Oscuro de Aöpecor, si finalmente se hace con las gafas de Alvatuk. Ahora es importante que protejamos a nuestro camarada y las gafas de culovaso si no queremos que todo esté perdido –dijo Gandalfpé mientras miraba a los ojos atolondrados de Fcodo-.
-    Las protegeré con mi vida si fuese menester –sentenció Fcodo-.
-    Sabía que podía contar contigo, Fcodo. Hay pocos hobbits como tú que se tomen esto de la pesca tan en serio – dijo Gandalpé mientras le daba dos collejitas a Fcodo-. Bueno, basta ya de cháchara. Es hora de partir. Al oeste las ordas de Urugluis-piagür asolan los ríos y no dejan viva trucha, salmón o reo que cae en sus manos. Sólo algunos elfos con la ayuda de Barmarkbol resisten los embates de las ordas de los Urug-hai de Urugluis-piagür.

Avisad a los demás. Partimos al oeste. Hagamos acopio de compango y fabes para el camino. Que el cocinero se cerciore de que el camping gas tiene suficientes recambios. Esta comunidad no tiene sentido si no podemos degustar ricas pitanzas en el monte– dijo Gandalfpé mientras se levantaba el manto y estiraba las piernas-.

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